Cántame una canción, le dice con voz verde de sol y luz. Se acurruca a un lado y entona sus temas favoritos. Al son de los rasgueos, las gaviotas se paran en seco, aleteando en el cielo para no perder ni una nota. Mientras toca y canta, los ojos del cardón se pierden entre el barniz almibarado de la madera y las cuerdas, prietas sobre el mástil. La mira arrobado, descubriendo las curvas y los pliegues escondidos, la tersura de la caja, el misterioso hueco, redondo como la luna llena.
Sus púas se reblandecen al son de la música y los brazos, tersos y carnosos, se contonean imperceptiblemente, en una danza que sólo él disfruta.
Cuando acaba, no puede hacer otra cosa que dársela, tal es el fervor con que la desea.
Me graznan las gaviotas que en la penumbra de la tarde, del cardón sale una canción de amor. Lo que no logro adivinar es si la melodía es de dicha o de dolor.
Sus púas se reblandecen al son de la música y los brazos, tersos y carnosos, se contonean imperceptiblemente, en una danza que sólo él disfruta.
Cuando acaba, no puede hacer otra cosa que dársela, tal es el fervor con que la desea.
Me graznan las gaviotas que en la penumbra de la tarde, del cardón sale una canción de amor. Lo que no logro adivinar es si la melodía es de dicha o de dolor.
Camino de una playa recóndita, encontré este abrazo de madera y savia.
Me llegó un hálito de tristeza, ¿quién abandona una guitarra entre los brazos de un cardón?
Esta mi canción para Eva, plena de luz, poderosa como su mar.
Foto Virgi
La Palma, dic. 11
Tus palabras llegan hasta la savia del cardón, con los sones de esa guitarra abandonada entre sus brazos.
ResponderBorrar¡Qué bonico texto y qué preciosidad de foto!
Al pinchar en "eva" me he quedado con la boca abierta, por la belleza de La zarzamora....
Besicos murcianos.
¡Qué rapidez, Cabopá!
ResponderBorrarAsí da gusto colgar algo, enseguida se empiezan a ver los resultados. Una oleada de besos y gracias para ti.
Hola Virgi..una delicia,pura sinfonía de luz, de sonido...armonía...
ResponderBorrarGracias guapa, pasa buen día, besos trepidantes..
¡Cuánta nota muerta resuena en la memoria de madera de la guitarra!
ResponderBorrarBonito homenaje a ese cruel encuentro.
besos
De Cenizas, me quedé muy sorprendida al encontrar la guitarra como clavada en la planta. Dos elementos tan hermosos, parecía un cuadro surrealista.
ResponderBorrarMuchos besos, Gatito.
Quizá alguien que escapaba, y su guitarra es su condena. Pero mejor no profundizar en asuntos raros, el texto es una canción, en sí mismo. Un abrazo.
ResponderBorrarBelleza entre el dolor.
ResponderBorrarBesos
Me encanta cómo encuentras inspiración en tantas cosas. Y sí, esa guitarra da un poco de pena..
ResponderBorrarBesos
Alguien la dejó por un momento guardada y se olvidó recogerla. La suerte estaba tirada, era para ti.
ResponderBorrarLindo texto Virgi.
Beso.
El regalo es que vengas, Pluma, muchos besos.
ResponderBorrar:) :) :)
Yo creo que la guitarra quería estar allí para ser admirada, o tal vez había algun tipo de relación amistosa entre ellos.
ResponderBorrarUn abrazo.
Precioso texto, virgi. La imagen es singular y muy melancólica. Sin duda, alguien la dejó allí para no volver a cantar nunca jamás. Algo especial tiene tu tierra cuando es capaz de producir guitarras entre las púas. Besos, querida amiga.
ResponderBorrarGuitarra, llora guitarra... Y suerte de haber sido descubierta por tus ojos y por tu ternura hecha letra y melodía. Al aire sus notas llega hasta esa gaviota que aletenado luce un revuelo de "ton y son". Y mientras ese cardón, dándole cobijo y sombra, le muestra con todo su esplendor su arrope. Bellísimo relato que recoge el lamento ante el olvido de tan buen instrumento.Un montón de besos sonoros.
ResponderBorrarTus palabras atraviesan y llegan profundas, serenas...llenas de intesidad que derrite.
ResponderBorrarBesos.
Se trata de una imagen que, sin duda, nos arrastra a la tristeza...
ResponderBorrarMuy bellas las palabras, amiga
Un abrazo
Antiqua, yo también le ví esa tristeza, aunque también había un rastro de alegría, como de final de fiesta.
ResponderBorrarBesos
Hay amores imposibles, Virgi, yo lo sé. Pero la melodía que surge del cardón es de dicha, seguro. Los amores imposibles suelen ser los más intensos.
ResponderBorrarSabiduría en tus palabras, Diego. Así es, esa imposibilidad confiere al amor una intensidad inmensa. Pasión pura.
ResponderBorrarUn abrazo grande
Sé de alguien a quién le sentaría especialmente mal ver esta foto; por su amor a la guitarra, no más.
ResponderBorrarVaya imaginación que tienes, sí que hay que tener arte para trazar este texto y plasmar con tanta belleza la unión guitarra cardón.
Besossssss
Una guitarra plantada, una nueva especie para la botánica, una madriguera para la cigarra. Una ocasión para tu canción.
ResponderBorrarPuedes ganarte la vida buscando tesoros.
Me he quedado intrigado, la foto es de una belleza extraordinaria, la guitarra no es una cualquiera y vivió mucho, pero que postura y sitio para estar, ¿O será que ya no está?
ResponderBorrarBesos y salud
Con esa herida de muerte de tocarla, mejor que en un contenedor, está ahí: Protegida por las espinas del cardón.Pronto mimetizará el verde.
ResponderBorrarUn beso
Con esa herida de muerte de tocarla, mejor que en un contenedor, está ahí: Protegida por las espinas del cardón. Pronto mimetizará el verde.
ResponderBorrarUn beso
Hasta podría cantarse y creo que no resultaría una canción triste, la imagen me gusta por el colorido verde y porque la naturaleza acoge aunque sea con pinchos.
ResponderBorrarUn abrazo.
Sorprendente lugar para dejar a una guitarra así tan tiesa y parada en un lugar tan pinchudo.
ResponderBorrarTu canción preciosa.
Muy buen fin de semana, Virgi.
Quebrajada la voz, la guitarra se anida en un lugar donde protegerse de notas discordantes, guarecida por la voz de una sinfonía de amor y dichas.
ResponderBorrar:)
Eres un cielo.
Gracias, Virgi.
Besos.
Pues siendo una canción de amor,me imagino que contendrá alegría y tristeza..
ResponderBorrarBonito regalo el que haces a tu amiga, supongo que se alegrará mucho:)
Besos
Eva, sin duda estará contenta con tu texto.
ResponderBorrarEs una curiosa sensación la de la foto: los colores estallan y engullen, las formas atraen y repelen.
Besos.
Suponía que sí y ahora veo que sí.
ResponderBorrarMe alegra que les guste, del cardón también salen besos.
Para completar la escena, sólo faltó que al pasar, oyeras la melodía de amor...no me digas que no hubiera sido sorprendente y mágico.
ResponderBorrarMe gusta que nos hayas traído esta historia, misteriosa y pasional.
La guitarra boca abajo con el alma partida canta un blues entre el verde que la arropa.
ResponderBorrarLa composición es muy plástica y los texto poesía, Virgi, poesía.
Un beso,
Hermoso, delicado, conmovedor.
ResponderBorrarEs un deleite leerte.
Un abrazo fuerte, Virgi.
Leo
Qué hermosa, aunque al final sentí un poquito de tristeza al ver la guitarra abandonada. [pero la foto, el contraste de colores, es genial.]
ResponderBorrarUn beso, querida Virgi.
Me ha encantado una vez más, el cardón abrazado a la guitarra parece que quiera proteger su silencio.Melancolía y amor a partes iguales.
ResponderBorrarBesos
Canción hermosa la que has hecho con este hallazgo, que tan bien has sabido guardar, para nuestro disfrute.
ResponderBorrarQuizás, me digo observando la imagen, fuera desdichado/a en amores que se le clavaban como las espinas del cardón.
Abrazos.
Las canciones de amor son tristes...casi siempre. El amor es frágil, poco duradero...como el son de la guitarra, tan hermoso, tan evocador...pero se disuelve en el aire. Una foto muy sugerente. Un abrazo, Virgi!
ResponderBorrartú sin duda has sabido hacer los brazos del cáctus más dulces, su música te lo agradecerá, querida Virgi..
ResponderBorrarAdmiro tu destreza con la prosa. Un placer leerte. AbrazosPD el texto de la Zarzamora, impecable.
ResponderBorrarEl placer es mío leyendo los comentarios...¡ah, gracias!
ResponderBorrarNo está abandonada, Virgi, está allí para suavizar la existencia del cardón.
ResponderBorrarSe le siente a gusto.
Precioso!
Un beso.
Muy acertada Zay, sí, ¿como no lo había pensado antes? Ahí está el quid de la questión.
ResponderBorrarBesitos, cielo.
¿Quién necesite ocupar sus brazos con otro amor?
ResponderBorrarUn beso
Es una canción hermosa, la puedo escuchar desde aquí!!!
ResponderBorrarBesicos
Fui al blog de tu amiga...muy interesante, creo que la visitaré de ahora en adelante.
ResponderBorrarUn beso
Seguramente la escondieron allí para que el cardón la proteja con sus púas.
ResponderBorrarEn cuanto a la melodía, seguro que era de dicha y emoción.
Qué bonito escribes Virgi mía.
Hay objetos, gentes... que encuentran su destino por caminos insospechados. Esa guitarra sabía donde y con quien quería ir. Estoy segura.
ResponderBorrarPrecioso texto el de hoy.
Un beso, Virgi.
¿De verdad que encontraste una guitarra ahí? Qué belleza. Y qué palabras para describir el instante en que tomaste esa foto. Me ha encantado.
ResponderBorrarBesos.
Pues sí, la verdad. ¿Cómo llega hasta ahí una guitarra?
ResponderBorrarY sin embargo, tu encuentras palabras para ello...
Saludos, Virgi.
No te escapas sin el pertinente comentario dela foto del perfil. Creo que resume perfectamente tu manera de entender la vida y tantas otras cosas. Y ahora,en tu penultima muda, te nos apareces casi como invitando a contemplar, o a mantener cordial charla en ese banco. Dice mucho esafoto.Enhorabuena.
ResponderBorrarY luego lo de la guitarra que prende donde igual hasta se la espera. Y el texto. Francamente sugerente, sin duda.Un abrazo.
Hola V.
ResponderBorrarVeo que te empleaste a fondo, aunque me parece que resumiste demasiado tus apreciaciones sobre lo del perfil. A ver si lo alargas un poco, me fío de lo que puedas ver, con leer tus entradas sobre cine....
Un beso con sonrisa amplia.
Si la música amansa las fieras...tal vez, quien dejó la guitarra pensó que, dejándola ahí, el cardón ablandaría sus espinas.
ResponderBorrarBsoT, Virgi.
será que el cardón necesitaba de cantos.o que el cardón fue refugio de cantos prohibidos.o...
ResponderBorrarun placer leerte, como siempre.
mil besos*
Pues claro que lo alargo.Ahora, no me voy a eternizar como en mis entradas. Cuando he visto la foto lo primero en lo que he pensado no es en el fondo,sino en la supuesta y enigmática cuarta pared. Inmediatamente uno cree que ese banco no está ahí por casualidad. Ni uno se sienta ahí por azar. Da la sensación de que algo hermoso,vital y que merece la pena puede verse desde ahí. Como me digas que enfrente está el basurero municipal, me vengo abajo.
ResponderBorrarNo,ahí enfrente debe existir algo especial. Razón de más para que tu, persona atenta y observadora lo escojas como mirador, como ventana al mundo.
Nosotros nos perdemos tu perspectiva.Pero por otra parte ganamos con tu serena presencia.Un placer. He dicho.
Bien dicho, sí señor.
ResponderBorrarLa foto es en el jardín de una pequeña iglesia. Pequeña pero acogedora y antigua. Los dibujos externos son franjas esgrafiadas en las esquinas. Era una mañana nublada, silenciosa, con el mar a mi espalda y las montañas al frente.
Sólo se oían las risas de dos niños y el ladrido de un perro lejano. Más abajo, una fuente, un camino empedrado, una puerta azul, tejados rojos.
Gracias por volver, V, con intuición, humor y ternura.
Un abrazo fuerte.
quién sabe, una guitarra entre cactus sólo puede hacer mejores canciones o que salgan mejores plantas. es una buena combinación en cualquier caso..
ResponderBorrarUn post con muy buena música, pero que muy buena. Y es que donde se ponga una canción acompañada de una guitarra...
ResponderBorrarMe alegra verte de nuevo.
Un abrazo y hasta pronto.
Imagino a la guitarra tocando sola melodías melancólicas para el cardón, transida de nostalgia, rota por el abandono. Me llega esa música y tu sensibilidad que capta una historia en cualquier parte.
ResponderBorrarUn beso muy grandote, querida Virgi, que se me despistó tu entrada (menos mal que he comprobado). Pues, hala, otro beso.
Certero abandono, inspirador de una melodía...
ResponderBorrarAbrazos desde el otro lado, Monique.
Relaciones como esa parece que no funcionan, pero pueden tener un mundo enorme de vivencias. Por algo será que están juntos.
ResponderBorrarLa música amansa a las fieras, Virgi.
Beso
Una canción que pincha...
ResponderBorrarSaludos y un abrazo.
Impresionante.
ResponderBorrarLa idea de tocar un guitarra y tararear una vieja canción, mientras carda y separa el dolor que producen las púas de un amor, clavadas en su piel, a la vez que intenta alegrarse mientras escucha la balada de la nostalgia...
de veras siempre me gustan tus palabras y la imagen que las provoca.
un abrazo
(ps: a Eva le habrá encantado :))).
Siempre tan entusiasta, Esi, millones de gracias.
ResponderBorrarBesitos, linda.
· También el cardón necesita de la música para alimentar su alma. ¿quién no?
· BdpH
CR & LMA
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Apostaría mi TV a que es de dicha.
ResponderBorrarBss.
MUCHA PENA TENDRÁ EL GUITARRERO QUE OLVIDÓ SU GUITARRA EN UN CARDÓN, PENAS DE AMOR HA DE LLEVAR...
ResponderBorrarSALUDOS AMIGA MIA
Hola Virgi, que siga sonando esta infinita melodia...
ResponderBorrarGracias guapa, pasa buena tarde, besos en armonía--
Cuando el amor anda por medio, comienza con dicha y termina con dolor. Esa es la constante en la que se apoya y lo más lamentable es cuando acaba sin frío ni calor.
ResponderBorrarUn trabajo de la calidad de todos los tuyos. Un abrazo de Franziska.
Precismaente es esa dicotomia, entre madera noble y fuerte vegetación, entre alegría y tristeza, la que describe la vida, toda vida.
ResponderBorrarSi han sido felices un tiempo...carpe diem.
ResponderBorrarAbrazote Virgi, tienes unas ideas!!!
Pues tú lo has dicho, María, ¡carpe diem!
ResponderBorrarY besitos
Thanks, Skizo.
ResponderBorrarKisses
Sólo un desenamorado puede abandonar una guitarra abrazada a un cardón, por eso no lograbas adivinar si la melodía era de dicha o de dolor. De todas formas, una vez que se entra en el amor nunca se sabe, todo es una mezcla indefinida.
ResponderBorrarPrecioso como siempre.
Un besito.
Ese perfil de gato es una lindura. Así debes ser tú.
ResponderBorrarGracias, Víctor, una canción de besos para ti.
Me encantan los cactus. Qué padre foto.
ResponderBorrarY obvio, tus letras.
Un placer estar en tu casa.
El placer es mío, Clarice, por acercarte hasta tan lejos. Un beso grande, gracias también.
ResponderBorrar