
- ¿Y qué he de hacer, entonces?-preguntó el niño.
El anciano no se atrevió a responderle. Temía desvelar la verdad. Miró hacia otro lado, con un halo de tristeza en el rostro.
El hombre joven señaló el papel.
- No has de preocuparte inútilmente, aquí está todo escrito.
- Pero es que no entiendo lo que dice, insistió el niño.
- Lo sabemos, pero aún es pronto para explicártelo. Tú sólo tienes que conservarlo y cuando haya pasado el tiempo, lo comprenderás fácilmente. Sólo él (y señaló al anciano, que permanecía pensativo) podría enseñarte, pero debes aprender por ti mismo.
El niño dobló el papel, se lo metió entre el traje y su piel, justo sobre el corazón, allí donde los latidos le harían conocer los designios del destino.
Las tres edades del hombre
Giorgone (1477- 1510)
Palacio Pitti, Florencia
cuantas cosas dice una sola imagen.
ResponderBorrarque manera de recrear la escena. excelente interpretacion, claro, es una mas, de miles.
me gusto como describiste cada edad.
cada cosa, en su debido momento.
llegar hasta tu rincon, sigue siendo un placer al pedalear.
un saludo en la lejania.
Perfecta interpretación.... Muy buena¡¡¡¡
ResponderBorrarbesos
Una delicia como nos lees los cuadros. Para mi, que no entiendo de pintura, es estupendo.
ResponderBorrarEl tiempo está dentro de cada uno de nosotros. Olvidemos los relojes.
No conozco toda la simbología del cuadro, pero me da la impresión, por sus actitudes, que entre los dos están estafando al pobre jovenzuelo ingenuo.
ResponderBorrarEse papelito guardado al lado del corazón es el que todavía ando buscando yo.
ResponderBorrarBesos.
Que bonita interpretación del cuadro. Me encantan estas maneras de entender la vida y tú sabes hacerlo de maravilla.
ResponderBorrarBesicos muchos guapa.
Precioso Virgi, tu sensibilidad describe perfectamente el tiempo y su paso en las tres generaiones.
ResponderBorrarBesazos amiga.
La imaginación interpreta la imagen. Y cada uno puede dar la interpretación que las musas le inspiren: la tuya es muy sugerente.
ResponderBorrarTú le das un giro completamente al cuadro creando con sensibilidad una historia llena de mucho corazón ;)
ResponderBorrarBiko grande bonita.
qué maravillosa interpretación!
ResponderBorrarmil besos*
Virgi
ResponderBorrarEl lienzo es impresionante: bello y conmovedor. Y tu interpretación muy a tono: sólo con la experimentación y si uno se pone listo (y tiene un poquito de suerte, que nunca está de más), sabrá lo qué hay que hacer... crecer, aprender, vivir.
Un beso
Fantástico.
ResponderBorrarMe he puesto en la piel de ese niño.
Que responsabilidad...
Besos.
Magnifica visión e interpretación de la pintura.
ResponderBorrarSucede que, cuando nos vamos enterando, se nos ha hecho tarde para enmendarnos. Afortunado quien a tiempo se percata.
Besos
qué sencilla y bellamente escrito, y qué tan absolutamente cierto...
ResponderBorrarcuadro precioso, y la manera de llevar la escena a la hoja, a la letra es más que aceptable virgi, un placer.
ResponderBorrarme ha parecido sencillamente ¡genial!
ResponderBorrarvoy a leerlo otra vez
:)
Besos
Has vertido una música delicadísima y con una precisión exacta sobre la imagen.
ResponderBorrarNadie puede enseñar a vivir.
No se puede enseñar a amar.
Cuando llegue la hora, el papel se tornará inservible, le revelará los trances sorteados, las luchas sostenidas, los placeres apurados... Y escribirá a su vez otro papel, cuyo significado tampoco podrá explicar a la niña que se lo pregunte.
Te mando un beso en un papel.
Fantástico pensamiento, debemos aprender por nosotros mismos, son necesarios los guías, pero la autonomía en el aprendizaje es esencial, éso y la experiencia.
ResponderBorrarMe encantó este breve fragmento que encierra tantas cosas...
Besos
Hacer? lo que toxo el mundo... vivir, te parece poco?
ResponderBorrarSaludos y un abrazo enorme.
Que bueno cuando las cosas ocurren así...es muy triste cuando toman al niño y lo vuelven viejo en un momento. Hay muchas cosas que terminamos entendiendo con la vejez, otras en cambio, nunca las terminamos de entender. Muy bueno Virgi.
ResponderBorrarUn beso.
Finalmente consegui el libro, me lo mando alguien que lo tenía, apenas acabe en el que ando, lo leo y te cuento.
Otro beso linda.
Las cosas son lo que son y vienen cuando tienen que venir. Ni antes ni después. Cada cosa a su tiempo y al tiempo de cada uno. Por más que te lo expliquen has de vivirlas tú con tu engranaje. Puede ser que el papelito es muy esotérico dado que el muchacho no entendía nada, a pesar de estar escrito... O que él haya sido el elegido para tratar de desarrollar lo que ahí se explicaba. Seguro que algún día el muchacho lo hará exotérico. Me ha parecido una descripción preciosa y muy fina y como siempre con un bellos cuadro detrás. O delante según se quiera ver. Gracias. Un abrazo Virgi
ResponderBorrarIngenuo e inseguro se guarda la vida entre latidos, impetuoso por conocer lo que probablemente ni al final, nos es permitido.
ResponderBorrarqué bonito!!
Una sonrisa
Es como si el cuadro hubiese sido pintado de nuevo, aunque en clave filosófica. Mucha sabiduría. Un abrazo.
ResponderBorrarAllí donde los latidos murmuran los secretos del futuro. Ese niño ha aprendido que llegará un momento en que por fín dejará de esperar. Muy bien descubierto, el sonido que todavía no ha sucedido, Virgi.
ResponderBorrarSe requiere toda una vida para entender "el tiempo" y, al final..., cuando lo comprendemos,casi ya no nos queda
ResponderBorrarCorramos a disfrutarlo, antes de que sea tarde... Virgi, precioso como siempre, Amiga !
Saluditos
Merce
¿Y qué decía el papel?
ResponderBorrarPreciosa interpretación Virgi. Mi niña poeta.
La lección más útil de todas. No preocuparse, lo sabrá cuando lo aprenda porque no necesita saberlo antes. Una vez sabido y ya preocupado, la tristeza le ocupará solo la tercera parte de su tiempo.
ResponderBorrarFantástico Giorgone al plasmarlo y fantástica Virgi al mirarlo.
Un abrazo lleno de admiración.
Tiene razón Sandocan , llegar a tu orilla es ...como cruzar a ese otro lado donde sabes que tienes que detenerte porque ...Aquí hay algo , y es de verdad.
ResponderBorrarun besín
De poco nos sirve que nos den la partitura de la vida.Cada uno es el responsable de interpretarla.
ResponderBorrarAdemás de poética, la lectura que haces del cuadro de Giorgone es fiel a su visión del paso del tiempo y el destino.
Es una buena lección aprender de nuestros mayores. Tres generaciones conviviendo y las tres siempre aprendiendo. En los papeles se guardan secretos, en la edad incomprensión. Guardar lo que nos han legado nos hará generosos y, quizá, felices.
ResponderBorrarUn abrazo
Preciosa interpretación.
Chuff!!
Sandocan, pedalear para ti no es ningún problema, por lo que veo. Tampoco navegar. Sigue arrivando a estos rincones, te espero. Un abrazo
ResponderBorrarLindo gato Cenizoso, besitos a tus estímulos. Mis miaus! más dulces.
ResponderBorrarQuerida Sue, lo bueno, si breve, dos veces bueno. Así tu comentario. Montón de gracias. Con besos, encanto de chiquilla.
ResponderBorrar¡Eres increíble, Miguel, cómo le das la vuelta y encuentras una situación tan original! Nunca lo hubiera yo pensado de esa manera. Ahoro lo veré de otra manera, en plan trileros...ja, ja.
ResponderBorrarHola Reyes, pues si das con él, ¿me dices algo del secreto? porque estamos en las mismas, por mucho que pase el tiempo. Besos besos
ResponderBorrarNani, es que hay cuadros muy sugerentes, que se prestan al pensamiento. Me alegran mucho tus palabras. Un fuerte abrazo.
ResponderBorrarMuy querida Carmen, siempre es un lujazo que me leas y te guste, artista. Tú sí que eres una fuente de conocimiento. Te abrazo en esta mañana serena.
ResponderBorrarArobos, es que el arte, y en particular la época del Renacimiento, me atrae muchísimo. Mi agradecimiento a tus palabras. Y besos.
ResponderBorrarMayte, es que Giorgone es un pintor misterioso y original, tiene muchas posibilidades para crear historias con sus obras. Un abrazo, también a tu corazón tierno.
ResponderBorrarRayuela, hola! Me conmueven tus comentarios, pequeñitos, pero se palpa el alma en ellos. Gracias. También mil.
ResponderBorrarMarichuy, aún pasando por las tres edades, nos queda tanto por aprender! Vivamos, entonces, mientras el tiempo nos enseña. Muchos besos, cabecita linda.
ResponderBorrarLa responsabilidad, Toro, de vivir enfrentándonos al día a día, con sus caídas y sus alegrías. El tiempo dirá si supimos aprovecharlas todas (¡qué difícil!). Te abrazo fuerte.
ResponderBorrarTrini, más o menos lo que le comentaba a Toro. Aprovechar lo que la vida y el tiempo nos enseña, a pesar de la dificultad que estriba y de lo poco inteligentes que somos, siempre aprendiendo tarde. Besitos besitos.
ResponderBorrarMaguita, con ese niño que te acompaña, seguro que te ves reflejada.
ResponderBorrarGracias, te sonrío con ternura.
Tu mirada, Ángel, me alegra. Gracias por venir. Y por tu apoyo continuo.
ResponderBorrarUn beso, sonrisas.
Querida Cordelia, un placer tu entusiasmo. Gracias. Yo también te releo y te revisito. Me gustan tus combinaciones pictomúsipoéti. Un abrazo bien grande.
ResponderBorrar¡Ah, Fernando, qué bien escribes! Incluso en los comentarios, te sale el alma de poeta. Un gran lujo que eres. Besos y rayos de sol.
ResponderBorrarHola Ginebra.
ResponderBorrarLa primera vez que ví el cuadro, pensé algo, pero no lo tuve muy claro. Luego, ya se me fue perfilando la idea de lo que me sugería. Sonrío ante tus palabras, me gustan, besitos, guapísima.
Pues de eso se trata, Hiperión, tú lo has dicho. No hay más, vivir y aprender de lo que vivimos. Muakssssssss
ResponderBorrarMi querida Zayi, algunos consejos pueden venir bien (¡si es que les prestamos atención!), pero mejor aprender por uno mismo, con golpes y todo. Te abrazo, linda.
ResponderBorrarYa me dices qué te parece el libro.
Creo que el papel, Tanci, lo suelen ver como que es una partitura. Una metáfora aún más delicada que puso el pintor acerca de la vida, su ritmo, su tiempo, su alma.
ResponderBorrarBesos. Muchos.
¡Cuán poco llegamos a prender, Ilia! Tienes razón, lo expresan tus palabras con acierto. Que sean los latidos los que nos enseñen el sendero. Mi sonrisa más dulce.
ResponderBorrarQuerido Mateo, la poca sabiduría que podemos tener a nuestras edades. Unas veces nos reconforta, otras no nos sirve para descifrar lo que nos ocurre. Un abrazo, fuerte. Mucho.
ResponderBorrarPreciosas palabras, Psycomoro. La espera se hace larga, pero algo nos reconforta siempre. Me llega tu sensibilidad, mis besos agradecidos.
ResponderBorrarMe transmites tu alegría, Merce. Un gozo que vengas, he de ir un día a visitarte, pero nada de virtualidades, digo.
ResponderBorrarUn abrazo.
¡Tremenda pregunta, Tecla! Por lo menos yo, no lo sé. Y me da que el anciano, tampoco demasiado...
ResponderBorrarSorry, pero te abrazo tiernamente.
"la tercera parte de su tiempo"...excelente cálculo, mi querida Gaia. Los otros dos tercios habrán servido para algo, entonces.
ResponderBorrar¡Ah, qué encanto que eres! Besos besos y más besos.
Bienvenida a esta orilla, donde puedes reposasr cuanto gustes, apreciada Momo. Es un placer que vengas, como si te conociera de siempre. Te sonrío, gracias, tesoro.
ResponderBorrar¡Y cuántas notas se nos escapan de esa partitura! Bastante más tarde, cuando ya no tenemos la opción de recomponer el pasaje, las encontramos. Aún así, seguimos en el intento de descifrarla, sin grandes logros.
ResponderBorrarUn abrazo, querido Doctor.
Muy estimado, Zeny, tan profundo, tan sabio. Me "tocan" tus palabras.
ResponderBorrarGracias.
Me reafirmo: la espera es una de las partes sustanciales a tener en cuenta. Pero el ímpetu y la inquietud son difíciles de mantener a raya.
ResponderBorrarUn beso.
Certera y hermosa manera de imterpretar la pintura... Me encanta visitarte y ser tu amiga... Y, recíprocamente... por fa.
ResponderBorrarmuchísimos besos. Soco
Giorgione fue un pintor que abrió nuevos caminos. Existen pocos cuadros y has escogido uno bellísimo.
ResponderBorrarLa historia que compones es muy adecuada a lo que contemplamos. Por lo que has hecho otras veces, te sientes a gusto con el arte, mis felicitaciones.
Sofía, adquirir la serenidad de la espera, difícil aprendizaje.
ResponderBorrarEn ello intentamos estar, adornándola con algún que otro salto inquieto.
Besitos
La reciprocidad, muy estimada Soco, ya la tenía yo adoptada, sí, así, tácitamente. No sé, hay algo que me lo dice, una naturalidad que me llega fácilmente.
ResponderBorrarPor eso me alegra mucho que te guste visitarme. Yo vengo ahora mismito de tu rincón. Un fuerte abrazo. Seguimos.
Hola Edgar, he visto varias cosas de él, como la famosa y misteriosa Tempestad, los Tres filósofos, Venus dormida, Paisaje con tres santos...y siempre me impresiona mucho. De esa época, es uno de mis favoritos, bueno, tengo unos cuantos...
ResponderBorrarQué cierto. Primero debemos conservar para interpretar luego.
ResponderBorrarConservar.
ResponderBorrarEntender un poco.
Seguir conservando.
Entender algo más...
Pedro, un abrazo.
Mi querida Virgi: Dicen que solamente cuando está preparado el alumno aparece el maestro. Yo creo que es así y el hombre joven que hablaba al niño sabía lo que se decía.
ResponderBorrarMil besos y mil rosas.
Qué texto tan sugerente, inspirado en un cuadro. Se dice que Giorgione era, a veces, un tanto críptico, pero tú has desvelado el primer misterio. Me ha encantado. Saludos cordiales.
ResponderBorrarQuerida Malena, seguramente el niño habrá entendido el mensaje. Cara de paciente y dulzura para esperar le sobran. Muchos besos, gracias por tus rosas
ResponderBorrarHola Isabel.
ResponderBorrarTus palabras son un gran placer para mí, te las agradezco muchísimo. Espero que la próxima cita que tengas, te vaya todo muy bien. Un fuerte abrazo
Como veo que me recibes bien cuando vuelvo, aquí me tienes. Estuve buscando sobre Giorgione (lo he visto en Londres, en Viena, en Alemania...) y no sabía de su relación con el gran Tiziano. Incluso terminó alguna de las obras de G, cuando murió, muy joven.
ResponderBorrarMe has dado un buen impulso, Virgi, tal vez vuelva...
Fuerte eh, muy fuerte.
ResponderBorrarSaludos.
JE
La inocencia, la madurez y la sabiduría...
ResponderBorrarSi no se aprende por sí mismo no se alcanza dicha sabiduría.
ResponderBorrarY la vida es un largo recorrido.
Ahora tienes que hacer lo mismo con el cuadro de Klimt y las tres edades de la mujer ;)
Besos, Virgi.
Tienes la puerta abierta, tu fidelidad se merece cualquier cosa que se te ocurra. Sigue con G., seguro ya sabes más que yo. Espero tus comentarios. Los besos, la próxima.
ResponderBorrarBienvenido Esneider, no sé si es fuerte leerlo o ya imaginar lo que podría decir el papel. Un saludo, gracias por tu visita.
ResponderBorrarManuel, no hay mucho más, lo has dicho del 10.
ResponderBorrarGracias por tu pensamiento tan sintético, un placer. Besitos besitos
Mi querida Eva, doy un saltito de alegría y sonrío ampliamente con tu visita. Inesperada, tierna, siempre sugerente. Ya veré si le saco partido a Klimt...todo sea por las amistades, ay!
ResponderBorrarMis besos, cariñosos y felices para ti, preciosidad.
me encanta la explicación de la pintura.. deberían ponerla al lado del museo
ResponderBorrar• Está claro. Lo tuyo es interpretar cuadros, aparte de regalar papeles con palabras a niños que deben esperar su momento.
• Seguro que niños de ayer, estarán encontrando hoy bellas palabras llenas de sentido.
• un beso
CR & LMA
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Aprender a vivir: una dura lección. Bellísimo texto. Abrazos.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarÚltima vez, lo prometo.
ResponderBorrarLeí que Vasari, en su libro, dice que a G. le impresionó mucho encontrarse con Leonardo. No me parecía que pudieran ser coetáneos.
¿Lo sabías?
Pues sí que me aprecias, querida Beauséant, ¿no será un mucho exagerada tu propuesta?
ResponderBorrarGracias. De veras muchas.
Acompañadas de besos y :) :) :)
Pues no andas descaminado, querido Ñoco. Muchas de mis criaturas me recuerdan mucho los pasos que les ayudé a dar, entre cuentos, juegos, paseos y letras.
ResponderBorrarMis besos. Hoy montones, para tu camino.
Fgiucich, dura lección la que nos enseña la vida y que nadie puede enseñarnos. Un placer que vengas y que te guste. Te sonrío con cariño.
ResponderBorrarNo, no lo sabía, Edgar. Me obligas ahora a buscar más datos sobre él. Me pongo a imaginar ese encuentro, en Venecia, p.ej., la época, el ambiente, la cultura, dos personas interesadas en lo mismo y el gran Leonardo, una de ellas...
ResponderBorrarImpresionante: en el taller de G. Bellini, influencias de Carpaccio, Leonardo y Antonello da Messina.¡Toma ya!
ResponderBorrarUn abrazo, Edgar
Si su norte es la verdad,
ResponderBorrarse encontrarán.
Besos.
Preciosa la reinterpretación del cuadro y magnífica la metáfora de la vida que nos regalas. Lo aprenderá, seguro, y él sólo.
ResponderBorrarBesos
Como aprendemos todos, querido Caminante. La vida nos enseña, incluso aunque no queramos. Te abrazo otra vez. Gracias por venir.
ResponderBorrarMe encanta como de una pintura, escribes. Creo que ya te lo había dicho y que debería de hacerlo con mis alumnos.
ResponderBorrarLindo texto.
En cuanto al libro, uf, te cuento que ayer, mientras mis alumnos contestaban el examen, yo empecé a leerlo y no paré. Lo leí todo. Me fascinó, me conmovió. Espero escribir sobre esto. En esta semana leí dos libros buenos. El otro fue el recién publicado de Sergio Pitol.
Ahora buscaré la película, si la conozco pero no la he visto.
Después regreso a tu casa con calma a leerte, es que mañana me voy a la cd. de México al concierto de Paul McC...y ando loca.
También quiero decirte que abras tu flickr por si no tienes, porque tus fotos están hermosas. Deben publicarse en esa página.
Me alegra lo de las coincidencias.
Ya no lo puse en mi texto, pero te cuento que en esa Hacienda fue concebido el escritor Carlos Fuentes.
Bueno, tenía que haberte escrito a tu correo para chismear todo esto, jejeje...
A mi regreso te veo.
Recibe mi cariño.
G
Querida Clarice, pondré mi correo, ya lo había pensado. Gracias por tus largas palabras, no he leído a Pitol. También millones de gracias por tu consideración hacia mis fotos. Yo empecé a interesame hace más de 35 años. Luego pasó un tiempo que no hacía nada, volví a hacer...en fin, me gusta recoger determinadas cosas, pero no tengo afán de máquinas especiales, cursos, aprendizajes, etc.
ResponderBorrarBesos, tesoro.