Estaba allí, indemne bajo las
inclemencias.
Le oí un leve crujido; necesitaba
quizás que
alguien se sentara en ella, que un gato ronroneara
sobre su regazo o
que un anciano cantara una copla
al atardecer, bien acomodado en su estructura
de
madera y cuerda.
Enfrente, el león, encadenado
a la fuente
de por vida, lloraba y gemía;
hubiera dado cualquier
cosa por
apoyar su cabeza de rey en aquella silla
de bronce y contemplar
el juego
infantil en la arena.
Fotos y texto, Virgi
(Finestrat, Polop, Calpe)
:) Es lo que provocan tu texto y las fotos, una amplia sonrisa de paz... :)
ResponderBorrarBesos y salud
Precioso, amiga, precioso... La foto de los niños en la playa me encanta
ResponderBorrarUn abrazo
Apreciado Genín, como sueles, tan tierno y gentil. Un abrazo gordísimo.
ResponderBorrarGracias, Idefonso, por tu apreciación que valoro mucho dado el ojo que tienes y las magníficas fotos que nos regalas. Otro abrazo enorme para ti.
ResponderBorrar¡Hilandera!
ResponderBorrarMe encanta esa búsqueda tuya de imagen-palabra.
ResponderBorrarBesos.
Me gusta esa palabra, Ximens, un buen piropo, te va un abrazo bien grande de agradecimiento.
ResponderBorrarUna alegría, querida Isabel. Unas veces me sale con facilidad, pero la mayoría me cuesta bastante hilar estas cosas.
ResponderBorrarMuchos besos, muchos.
Me gusta como unes palabra-imagen ... tienes una gran facilidad ...esas sillas son un encanto ...
ResponderBorrarAbrazos
ResponderBorrarUn abrazo de abril y mar, mujer gaviota.
Bueno, lo de facilidad, Esmeralda, ya ves lo que digo un pelín más arriba. Pero lo que sí es cierto es que me gusta este ejercicio visual/literario.
ResponderBorrarUn beso y gracias.
Me llegó, me llegó, Soco, tesoro dulce y tierno.
ResponderBorrarAbrazo y abrazo.
Detalles que al analizarlos (o que alguien como tú los analice) se convierten en poemas cortos, pero poesía-pintura al fin y al cabo ¿Tenemos más para pedir?
ResponderBorrarAy, Virgi mía. En mi ciudad hay sillas como estas repartidas por las calles de uso peatonal.
ResponderBorrarNo me digas que la idea no es buena.
Da gloria pasear y sentarse a descansar en ellas para ver jugar a los niños como antaño.
-¿Como antaño dices?
-Bueno, casi. Porque no sé qué pasa que nunca nada es lo mismo. Y a los niños ni se les pasa ponerse a jugar como lo hacíamos. Con esa paz y ese todo el tiempo del mundo por delante que nosotras teníamos.
Y ya ves, Virgi mía, para qué.
Maldita sea.
Bendita tu.
Alí, da gusto que vengas con esa disposición tan positiva, un placer y siempre mil gracias.
ResponderBorrarigual de besos, chiquillo.
Ah, Tecla querida! Esa idea es preciosa, invita al descanso, al sosiego, a la charla. En este caso era de bronce, creo que como homenaje a esa atmósfera de la que hablamos. Por cierto, en un lindo pueblo de Valencia, casi casi en Alicante.
ResponderBorrarMucho cariño para ti, cielín.
Tan entrañables esas sillas y tan acostumbradas al tacto cálido que lo necesita si o si... da igual el que sea. El tacto al fin y al cabo es curativo, saludable y necesario... Fotos preciosas, palabras tiernas y cercanas. Y yo te abrazo.
ResponderBorrarPor muchos mundos paralelos siempre hay una silla que invita a sentarse y llega la tangente...
ResponderBorrarBesos.
las lágrimas de un león tampoco son de fiar. si lo soltasen de su prisión los niños serían almuerzo..
ResponderBorrarmejor no tienes a la suerte ;)
Yo te diría que todos tenemos algo de esos paralelismos: momentos interminables de espera, penas y también alegrías. Estas últimas se hacen de rogar, a veces mucho, pero llegan.
ResponderBorrarTe dejo un abrabeso, querida.
Benditas sillas que invitan a sentarse a contemplar, con espíritu calmado, lo que precede a la civilización.
ResponderBorrarBesos
Tristeza la de ese león encadenado, como la de cualquiera que sufra de cadenas. La soledad de la silla tiene mejor arreglo, siempre habrá alguien que se siente a contarle sus penas y alegrías.
Las fotos son estupendas. Puesto a decir, la silla debieras haberla girado hacia la izquierda (cuestión de aire)
En la playa juegas muy bien con esas pisadas, que determinan las miradas.
Bienvenida. Esta ausencia ha sido fructífera.
Abrazos adelantados.
· LMA · & · CR ·
Yo veo las huellas del leoncillo en la arena de la foto de abajo, a la izquierda. Se ve que, por la noche, el león se desclava de la pared y se pasea por la arena, prefiriendo la playa a la silla estática (digo yo... :) Abrazo fuerte, Virgi.
ResponderBorrarAtados a mil cuerdas y aldabas... con todo lo que la vida nos invita a vivir.
ResponderBorrarSoltar, fluir, desatar, y sentir.
Mil besos, tesoro!!
Creativas las palabras, Virgi. Con vida propia.
ResponderBorrarUn abrazo.
Muy bueno, me encantó tu poema.
ResponderBorrarPreciosas fotos, Virgi, que con tu imaginación poética se hacen maravillosas.
ResponderBorrarMe inspiras, cielo. Hay mucha luz por aquí y mucho Arte.
Imagino a ese león soñando reposar su melena sobre la enea, y a la sila meciéndolo y hasta girando para recuperar el "aíre" del que te habla Ñoco.
Mientras a lo lejos, la arena se adapta a los mundos de una niña que juega a inventar el mundo.
Un abrazo,
El tacto, Tanci, es necesario, bien lo sabemos. Y si es con las cosas cotidianas , esas que a veces ni valoramos, pues nos llegan más y con otra profundidad. En este caso, la silla estaba allí anclada, como un monumento a esas otras sillas por las que hemos transitado tanto sin ponerle mucho asunto.
ResponderBorrarUn beso y gracias por tus sensibles percepciones.
Y las tangentes, Pedro, siempre nos aportan visiones nuevas.
ResponderBorrarBesos besos
¡Vaya, pues no lo había pensado, Beauséant! Gracias por la advertencia, una sonrisa cómplice para ti.
ResponderBorrarY llegan para compensarnos de las penalidades, aunque éstas suelen estar más al acecho de lo que desearíamos, querida Volvo.
ResponderBorrarOtro enorme para ti, linda.
Buena aportación esa de "lo que precede a la civilización", sí. Me has dado para pensar, Alfred.
ResponderBorrarUn abrazo
Por fin llegaron los abrazos, Ñoco, qué bien, qué bien!
ResponderBorrarY lo de girar la silla, ¡ay, este chico! continuamente poniéndome trabajos imposibles.
Un lujo sí que eres a pesar de los pesares :))))))
Eres mucho, Diego, he tenido que fijarme bien en la arena para percibir las huellas del león...¡y yo sin enterarme! Pues no debe ser muy fiero cuando se pasea así de tranquilo.
ResponderBorrarUn león encantador quizás serías tú...digo.
Besotes montones.
Mi Zarzamora: atar y desatar. Un continuo la vida. Luchamos por una y caemos en la otra.
ResponderBorrarSiempre profunda, querida Eva, una ola de besos y mis mejores deseos, cielo.
Gracias, Ernesto, me alegra que te guste, un abrazo.
ResponderBorrarGracias, Claudio, un placer.
ResponderBorrar¡Ay, Tesa, Tesa, mira quién habla de luz, imaginación, inventos!
ResponderBorrarSi eres un portento, chiquilla, visitarte a ti sí que es gratificante (sea real o virtual), así que no me queda sino darte las gracias por tu generosidad.
Pues eso,GRACIAS.
Y montañas de cariño para ti.
Se escriben cosas como esta, cuando no cuentas las palabras que vale una foto.
ResponderBorrarUn saludo
que bien encadenas, Virgi.
ResponderBorrarun abrazo
pilar
Pero cuándo has estado en Finestrat, mi Virgi, si yo veraneo allí :)
ResponderBorrarPreciosas fotos, como siempre que miras tú por el objetivo.
Un beso!
Camino a Gaia, gracias por tu visita y tu sutil comentario.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo
Un piropo bien recibido, Pilar. Pero bastante que me cuesta, entonces, unas veces tengo más fortuna que otras.
ResponderBorrarBesotes y gracias por tu invitación.
Sue, mi niña, ¿no te acuerdas que en enero hicimos viaje por zona de Alicante una semana? Pues alquilamos coche y estuvimos en montón de sitios preciosos, como Finestrat, Bocairent y otros.
ResponderBorrarUna ola de besos, guapísima.