Observó
la piedra, brillante, oscura.
Era como un cubo de basalto, desprendido de la
roca enorme al pie de la montaña. Nunca había entendido aquello de “menos da
una piedra”… ¡ah, las piedras, testigos milenarios, silenciosos, humildes! Iba recolectando pequeñas piedras en sus
viajes y construía con ellas murallas en miniatura con las que imaginaba Troya,
Tenochtitlan, el Muro de Adriano, Cnossos, Pérgamo o la Atlántida.
Las
había recogido en caminos, playas, montañas, jardines, iglesias en ruinas y
castillos abandonados. Cada maleta pesaba siempre algo más pero no le importaba
dejar alguna pertenencia, a cambio de cargar un nuevo elemento a su
colección.
Las tenía
rugosas, pulidas, redondas, con estrías, rojas, grises, con vetas, verdes,
plateadas. Las piedras le hablaban y ella entendía sus historias. Eran un
aliciente, una forma de condensar el mundo, las gentes, los países, las
costumbres…en las edificaciones minúsculas que luego construía.
Una personal
manera de sentirse útil consigo misma, pegando aquellos trocitos unos con
otros, como una metáfora de lo que pensaba debía ser el mundo.
Gracias Virgi. Hoy que tengo la lágrima blanda me has emocionado por tu empatía hacia mi y las emociones que en mi despierta la piedra.
ResponderBorrarDebe de ser porque vengo de zona de inmensas montañas que te encogen el alma y la vida.
Eres un amor, quién podría resistírsete.
Que suerte, a mi no me hablan las piedras, por mas preguntas que les hago siempre permanecen mudas, pero no me desanimo y me invento las respuestas... :)
ResponderBorrarBesos y salud
Qué buen detalle, un beso.
ResponderBorrarFeliz semana, un abrazo.
Esta página si que es un aliciente...en realidad esta cargada de ellos. Como fluye el agua...y el buen rollo. Muy tierno el texto...muy hermoso...no pienso arrojarte piedras. Un abrazo
ResponderBorrarPor eso te lo he regalado, Tecla querida, porque sé de tu amor por la piedras. Mientras lo montaba, estabas todo el rato en mi mente, no tenía otra alternativa que ofrecértelo :)
ResponderBorrarUn abrazo, me alegra si te ha llegado en el momento adecuado.
Y besos, claro!
Ni falta que hace que te hablen, Genín, ya ellas aprenden mucho de ti y disfrutan con tu humor y bonhomía.
ResponderBorrarBesitos besitos
Otro abrazo para ti, Amapola.
ResponderBorrarHola V.
ResponderBorrarEstos son los rollos que fluyen por la magia de las ondas "internetianas".
Poco a poco vas empatando con gente y al final parece que las conoces de toda la vida...o casi.
Te va una piedra dulce como la miel y tierna como tú mismo.
Un abrazo :9
Piedra a piedra nos vamos trayendo un trocito de cada lugar visitado, como para que no se nos olvide nunca ese tránsito.
ResponderBorrarPrecioso: texto e imagen
Besos
...y sobre esta piedra edificaré una bella entrada donde la fotografía y la literatura, sean noticia de bellos sentimientos.
ResponderBorrarUn abrazo.
Hermosa!!! dedicatoria.
ResponderBorrarLas piedras son el esqueleto de todo lo tangible y duro en el universo, sobre ella el metal, el mineral, y el agua, la vida, y en esta publicación la belleza.
Besos Artista!!!
Una piedra activa los recuerdos a través del tacto, un camino poco usado para este menester. La memoria táctil, seguramente la primera que tuvimos.
ResponderBorrarBesos.
Que bonito, ya estaba emocionada leyéndote y cuando veo que es para
ResponderBorrarTecla..., Ufff. Dicen tanto las piedras..., ¿sabes que de niña siempre pasaba por los edificios de piedra rozando mis dedos? y me encantaba que se quedaran lisos y pulidos como consecuencia de ese roce?
Las fotos son preciosas, me ha gustado mucho la segunda, tan lisita y ese piso tan pulido!!
Besicos muchos.
Entre tus palabras, las piedas, y las imágenes, me dejas boquiabierto virgi! Qué post tan bonitos.
ResponderBorrarY no es broma...
Un abrazo.
Emocionan una vez más tus palabras y las fotografías. No tendrán vida propia, pero se la das con la cámara.
ResponderBorrarLa segunda es espectacular!
Besos, casi con tanta luz como la tuya.
ResponderBorrarHermosas piedras y palabras.
Ya me puse al corriente de tus latidos pasados y qué paisaje a mis ojos.
Abrazos fuertes.
Me parece un texto exquisito y esas piedras, no podrían estar más a la mano para jugar con tus palabras.
ResponderBorrarBello Obsequio para Tecla, ella sí que habla con piedras y ríos, árboles y flores.
Saludos cariñosos.
Cuando voy de excursión me encanta coger piedras y dejarlas en otros sitios. Es mi forma de ayudarlas a ver otras cosas, las pobres..
ResponderBorrarA mí me parece que toda esa atracción por las piedras que sentimos, debe ser porque además de sobrevivirnos y ser inmutables, son a la vez cambiantes en bellísima armonía con el entorno y su atmósfera.
ResponderBorrarAbrazos
ResponderBorrarAlgún día sólo piedras quedarán…
Como siempre, muy buenas fotos, Virgi. La antepenúltima me recordó a Los Nenúfares de Monet (nomás que con piedritas en vez de flores).
Un beso
Otra gran serie de imagenes, amiga... Y unas bellas reflexiones...
ResponderBorrarUn abrazo fuerte
ResponderBorrarPues es para Tecla por dos razones. Una, porque lo dices claramente y nada tengo que objetar, es más, me alegro. Otra, porque lo has escrito en 'femenino singular' y eso no va conmigo. En otro caso, pensaría que estabas dedicándome a mi y a mi gran colección de piedras de todas partes... incluyendo una bien grande del Teide.
(De iglesias no, de esas ninguna. Vienen cargadas de electricidad negativa)
La colección de fotos es inmejorable. La tercera tira a verde porque así tiene que ser. La novena es otra cosa.
· BdPH
· CR · & · LMA ·
Yo creo que sí, que las piedras hablan. Con su silencio, con su belleza, con su humildad, con su permanencia, su desgaste lento...
ResponderBorrarLuc 19:40ª)
"El, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían."
Desde luego hablan las que nos muestras en estas bellas fotos. Un abrazo, amiga.
También mantengo una relación peculiar con las piedras. Siempre me han gustado y las he coleccionado, aunque las haya perdido con tantos traslados. Pero fue hace años cuando la piedra adquirió en mi vida protagonismo esencial. Todo gris, todo piedra, todo aparentemente inerte... Pero esta es una historia demasiado larga.
ResponderBorrarTu texto es muy hermoso y me gusta mucho que se lo hayas dedicado a Tecla, pero mucho, mucho. Ambas sois maravillosas y es normal que la simpatía corra entre ambas.
Por último, no quiero despedirme sin agradecerte que hayas colocado "Aroma de vainilla" en tu rincón de lectura. Todo un honor para mí que aparezca en tu blog. Y es que eres un encanto.
Un beso enorme, querida Virgi.
Menos da una piedra, piedra arrojadiza, frío como una piedra... Pobres piedras, menos mal que hay quien les encuentra el alma. Beso para ti y para Tecla.
ResponderBorrarMira, Trini, y al paso del tiempo, ya no recordamos si la verde era de Génova y la gris de Turquía o al revés.
ResponderBorrarBesitos y sonrisas.
Y en la piedra, Juan. L., te dejaré un mensaje de gratitud. Muchos besos a tu poesía.
ResponderBorrarHola Aristos.
ResponderBorrarLas piedras, base de tanta historia, y tan modestas ellas...natural, hay tantas y tan al paso!
Te agradezco hoy y siempre tu entusiasmo.
Un besote.
Como acostumbras, Xuan, tu reflexiones de filósofo poeta que iluminan al leerte.
ResponderBorrarBesitos muchos.
...sí, sí, interesante lo que dices de la primera memoria...aquí me dejas recapacitando...
ResponderBorrarNani, a mí lo que me pasa es que me dan ganas de pasar la lengua cuando veo las piedras lisas por el agua, como esa de la segunda foto.
ResponderBorrarTe comprendo requetebien.
Un abrazote.
¿Boquiabierto, tú, Josef? Pues sí que me haces sonreír, con esa imaginación incansable que tienes.
ResponderBorrarGracias y un beso.
Seguro Isolda, que cuando vuelva a pasar por ese sitio, acariciaré la piedra pensando en ti.
ResponderBorrarUn beso y un abrazo, cielo de chica.
Me alegra muchísimo verte de nuevo, querida Clarice. Un abrazo bien grande.
ResponderBorrarA la mano para regalar a esa mujer encantadora. Mientras montaba el post pensaba en ella y su energía delicada.
ResponderBorrarUn gran beso, querida Aída.
Qué genial, Beauséant, no se me hubiera ocurrido. Pues a ver si te lo agradecen de alguna forma y ya me cuentas.
ResponderBorrar:) :) :) con besos.
Muy atractivo ese pensamiento, Isabel, sí. Tendríamos que aprender tanto de la naturaleza que nos rodea, sus cambios, su saber estar, su silencio...
ResponderBorrarTe abrazo con fuerza.
Pues fíjate, Marichuy, que tengo una foto pensada en relación a Monet...pero no es la que dices, aunque bastante razón tienes. ¡Ah, Monet, qué genio!
ResponderBorrarMuchos, muchos besos.
Reflexiones las que me dejan ustedes, apreciado Antiqua.
ResponderBorrarUn placer que te guste, besos y recuerdos a la señorita C.
Bueno, bueno, Ñoco, tranki, todo llega. Y teniendo una piedra del Teide te mereces no una multa, sino mi entusiasmo por tu admiración hacia estos parajes.
ResponderBorrarLo que pasa es que dedicarte una entrada es medir mucho las fotos...¡uf, qué difícil, siempre encuentras algún fallo!
Besos y abrazos y sonrisas.
Lo que te puse en fb, querido Mateo, que ojalá las piedras hablarán, seguro dirían cosas realmente importantes.
ResponderBorrarUn abrazo gradne regrande.
Me picas la curiosidad, querida Isabel, esa época de piedras grises. Ya hablaremos con tranquilidad, los paisajes grises a veces son importantes para poder luego ver el contraste con el color.
ResponderBorrarMuuuuuuchos besos
(por aquí sigo con tu Aroma...¡ay, esa saga!)
(es que Tecla es uno de esos soles que he encontrado en este mundo de teclas y pantalla, no voy a señalar)
ResponderBorrarMe llegaron tus besos, querido Diego, espero que a Tecla también.
ResponderBorrarLo del alma no es tan fácil, ni siquiera con los humanos.
Abrazo y abrazo.
¿Quién dijo que las piedras no tienen alma? A tus pruebas me remito.
ResponderBorrarBss
Por favor, sigue pegando trocitos
ResponderBorrarSerá que como por aquí hay tantas y tan variadas, querido Gato, me he ido acostumbrando a conocerlas.
ResponderBorrarBesitos besitos.
Ja ja ja...Ismo, no me esperaba esta simpática sorpresa. Ok, veremos si tengo maña pa' seguir.
ResponderBorrarUn abrazo grande.
Como bien dices, las piedras nos cuentan la historia que vivieron otros antes que nosotros.
ResponderBorrarYo coleccionaba arena/tierra de latitudes con las que soñaba y a las que nunca fui: siempre la encargaba, y siempre me la traían :)
La segunda foto me habla… de texturas, colores, luces y (como no?) de sombras.
bsÖs, Virgi.
Pocas cosas son tan resistentes como las piedras, y añadiría que gozan de una paciencia infinita. Hubo una época en que buscaba las planas para dibujar motivos y pintarlas… tan generosas, ellas, que nunca protestaron :)
ResponderBorrartD1b, Virgi.
Qué bonito! A la memoria que de por sí guardan las piedras, el recuerdo del viaje realizado para lograrla.
ResponderBorrarUn beso
Esa verde, es para nota!
ResponderBorrar;)
Un regalo muy estimulante, con certeza a tu amiga Tecla le gustará, las piedras son más bellas de lo que nosotros percibimos.
ResponderBorrarVirgi, un besote
La única tierra que he traído (piedras sí) la cogí en Senegal, un color precioso, rojo teja. Inmediatemente me dijeron que esas cosas son delicadas porque de cualquier sitio sale una serpiente o un escorpión. No sé si era para tomarnos el pelo, tan ingenuos como somos en países extraños..
ResponderBorrarSole, muchos besos.
Volvo, las piedras son muy sugerentes, indudablemente tienen mucha atracción.
ResponderBorrarTambién yo pinté alguna y en mi clase ídem.
Un besote gordo.
Alís, luego tenemos tantas que no sabemos ni ubicarlas bien. Total, para que nuestros descendientes las tiren más pronto que tarde.
ResponderBorrarMuchos besos.
Un charco en el barranco. Un paseo magnífico con el ruido del agua y las pequñas cascadas...¡a punto estuve de darme un baño1
ResponderBorrarCristal, abrazo grande y besos también.
Creo que sí, que le gustó. Y me alegro porque tiene esa chica mucho apego a todo lo que sea naturaleza.
ResponderBorrarMe alegra que te guste, Mar, besitos besitos.
La materia más durable que el hombre es capaz de utilizar. Nosotros llegamos y pronto partimos al lugar del que jamás ha vuelto nadie. Ellas, las piedras, permanecen aunque, a veces, se agrieten y aunque la intemperie las vaya convirtiendo en arenista pero, desde luego, comparadas con nuestra corta vida, son eternas.
ResponderBorrarBonita y sugerente entrada y con sus buenas y oportunas fotos: testigos de las palabras que apoyan.
Un abrazo. Franziska
Así es, Franzis, nosotros tan breves y ellas, eternas...o casi.
ResponderBorrarUn placer que te gusten las fotos, si vieras la maquinita que tengo!
Un abrazo laaaaaargo!
Pues qué bonito!. Un precioso regalo para tu amiga.
ResponderBorrarMe pregunto si a la pobre mujer no le pesaban demasiado esas maletas, a pesar de que se deshiciera de alguna carga...
Besos
p.d. la vida también puede ser pesada como esas maletas, ¿no crees?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarA mí también me cautivan las piedras y tengo de varios sitios, unas grandes y otras pequeñas, con lo cual siento que la dedicatoria podía haber sido igualmente para mí. Así que gracias y una sonrisa de piedra en piedra.
ResponderBorrarNo sé, Ginebra, lo cierto es que yo me traje una vez un adoquín de Madeira, de una carretera que estaban asfaltando...sí, sí, como lo lees. Un besote, guapa.
ResponderBorrar¡Ah, y lo tengo en una de las estanterías, entre los libros! Una piedra preciosa.
ResponderBorrarSalambó, pues nada, haremos intercambios de piedras, si te parece :) :) :)
ResponderBorrarYo creo que es una atracción que tiene mucha gente, no crees?
Un fuerte abrazo.
Menudo partido le has sacado a las piedras. Muy buenas las fotos con sus texturas.
ResponderBorrarEnhorabuena por formar parte de las obras traducidas por ese colectivo.
Un abrazo de forro polar, que la tarde declina hacia los 10ºC.
Gracias, Nómada. Tú sí que debes ver piedras en todos esos recorridos que haces.
ResponderBorrarUn beso
Hubo un tiempo en el que coleccioné piedras y era capaz de recordar de dónde era cada una. Aún debe quedar alguna por casa, superviviente de tantas mudanzas...
ResponderBorrarY protesto, protesto enérgimcamente por no dejarnos comentar en el siguiente post para felicitarte por haber sido incluida en la antologia de Poitiers..
Besos.
Hubo un tiempo en el que coleccioné piedras y era capaz de recordar de dónde era cada una. Aún debe quedar alguna por casa, superviviente de tantas mudanzas...
ResponderBorrarY protesto, protesto enérgimcamente por no dejarnos comentar en el siguiente post para felicitarte por haber sido incluida en la antologia de Poitiers..
Besos.
¡Me sumo a las protestas de Pedro!.
ResponderBorrarYa he visto que has emoionado mucho a la destinataria de la dedicatoria. Lindo detalle el tuyo.
Besos y gracias por tus felictaciones en mi cumple y haber venido a la fiestita, Virgi.
Pedro, me llegó esa energía positiva, ya ha cumplido vd. tranki, no se me enfade.
ResponderBorrarBesos y abrazos.
Y gracias!
JA JA JA y además, por partida doble! Más besos, chiquillo.
ResponderBorrarEs que esas fiestas no pueden perderse, querida Myriam.
ResponderBorrarUn abrazote y mis sonrisas.
Un recorrido cautivador que estuve a punto de perder. Si las piedras hablarán tal vez las respetaríamos más.
ResponderBorrarApunta un abrazo.
(estupenda esa piedra, sola y potente)
ResponderBorrarEn la piedra te apunté un abrazo, ya sabes, pasa cuando quieras. En serio, las piedras seguro saben ma´s de lo que cuentan.
ResponderBorrar(ja ja y gracias por repetir)
ResponderBorrarEs cierto, es bellísimo. Porque las piedras configuran nuestro camino, nuestros pasos, arrastrándonos, conduciéndonos por donde pasamos, por donde nos apartamos o por donde descansamos como los guiris de tu último post. También Tecla sabe andar muy por todo el mundo :))
ResponderBorrarun abrazo para las dos
Si, las piedras debiera hablar para recordarnos, los diversos mundos que han pasado a lo largo de la Historia. ¿Tienes alguna "repe?. Imposible. No habrá ninguna repetida, pero en cualquier caso si tuvieras dos casi iguales te la cambiaría... aunque sé que no te desprenderías de ninguna de ella. Una buena colección de piedras y de imágenes. Un fuerte abrazo.
ResponderBorrarLas piedras nos hablan. Así que coleccionarlas es escribir con ellas un nuevo horizonte.
ResponderBorrarEl recolector, la recolectora las ordena o las mezcla, las junta y ellas se cuentan de sus andanzas, las aguas y los vientos que las moldearon, las tierras que las parieron, los volcanes que las exhalaron... hasta las hay que hablan de otras galaxias , y las más románticas se cree lunares...
Me encanta este post, Virgi, y aunque se lo dediques a Tecla, pues me cuelo de rondón y lo disfruto.
Un beso, Virgi.
La relevancia de las piedras ya lo dices bien claramente, Esilleviana... ¿qué otra cosa puedo agregar?
ResponderBorrarPues que te abrazo fuerte.
Y sí, Tecla sabes mucho, un sol que es.
Cierto, Tanci, ninguna es igual a otra. Por más que lo creamos, aunque cogiéramos dos que nos parecieran idénticas, no sería nunca así.
ResponderBorrarVaya, mismamente como los humanos.
¿Podríamos hacer un intercambio? je je, no creo, ninguna se desprendería ni de la más pequeña.
Besitos, cielo.
El que te hayas cokado, tesa querida, es un aliciente para mí. Porfi, quédate y quédate y quédate, es un lujazo tenerte cerca.
ResponderBorrarUn abrazo. Grande, tierno, cálido.