Los vió una tarde, tiernos y felices, junto a la verja
del puente. Manipulaban un candado que colgaron de algún hierro con forma de
corazón. La melena de ella se enroscaba en las manos de él y sus miradas
confluían justo en un punto extraño, quizá a lo largo de la mediatriz de su
amor juvenil y refrescante.
Oscurecía nuevamente sobre el puente, dos, tres, quizás
cuatro inviernos después; alcanzó a ver
una joven que pugnaba frenéticamente por destrabar el mismo candado de aquella
tarde lejana. Chirriaba el hierro, la melena ya no se enroscaba en otros dedos
y la olvidada mediatriz se había perdido en la matemática imposible del amor.
Fotos y texto, Virgi
Bonitas frases e imágenes. Un abrazo!
ResponderBorrarEl relato es precioso. Pero es que hace como un mes leí la noticia en un periodico (pese a que Sue, cariñosamente, ya me ha advertido en más de una ocasión sobre la inutilidad de leerlos).
ResponderBorrarEl caso es que los que siguiendo a Moccia sellaban su amor con un candado meses después eran encontrados furtivos intentando romperlo.
¡que gran metáfora sobre las ilusiones perdidas! Geniales fotos. Un abrazo
Otro grande para ti, Josef. Un placer que te gusten.
ResponderBorrarPues entonces es como si la hubiera leído yo también. Se me ocurrió una vez caminando por un puente cercano a casa, con las barandillas bastante llenas de candados. ¡Gente joven, repleta de ilusiones, aún no saben que el amor no se puede amarrar!
ResponderBorrarSin embargo, las fotos sí que no son de ese puente.
En cuanto a nuestra querida Sue, sabemos que tiene razón, pero aún así seguimos leyendo la prensa.
Un beso y un abrazo, querido Víctor.
Aparatillos aparentemente fuertes para encadenar lo imposible. En fin, cada cual aprende con los tropezones. Y vuelta a empezar.
ResponderBorrarUn beso.
Cierto. Pero así somos, creemos tener algo seguro y escapa como el aire.
ResponderBorrarUn abrazo, Edgar.
Que bonito Virgi que comencemos los "Ilusos" 2014 hablando de amor, desamor o momentos vividos. Al menos en los sentimientos y en las personas normales con sentimientos, está la esperanza. Y también la cultura, la escritura (como la tuya), la lectura, la pintura, la fotografía (como la tuya) la enseñanza, la vida..., en ella está el futuro y la esperanza.
ResponderBorrarEs agradable pasar por tus letras, tus imágenes y tus sentimientos, es muy agradable.
Besicos muchos.
Bello y triste: del amor al desamor.
ResponderBorrarMaravillosas las fotos, Virgi, pero el relatico, ay, el relato... Es precioso. Agridulce, tierno, sabio... Chica, cada día escribes mejor.
ResponderBorrarEn cuánto al fondo, qué decirte. Las ilusiones primeras se desvanecen y el tiempo hace de las suyas, siempre para mal. El muy tunante del tiempo...
Besos a mansalva, querida amiga.
Me encanta. LA Matemática imposible del amor"... Si es que los candados nunca vuelven a ser los mismos nunca.
ResponderBorrarPreciosas imágenes Virgi y nostálgico relato lleno de belleza.
Abrazos sin candados reina.
¿Sólo cuatro años después? Qué poco les duró, qué poco dura todo.
ResponderBorrarEl tiempo y la vida no tienen misericordia.
Pero tu sigues escribiendo con suma belleza.
¿Y sabes, Nani, lo agradable que resultan tus visitas? Es que eres muy dulce y tierna, sólo con tus comentarios ya se percibe.
ResponderBorrarGracias, cielo, un abrazo grande bien grande,
Hola Aro.
ResponderBorrarY esperemos que al amor nuevamente. Así somos, para bien o para mal.
Abrazo, que tengas un año estupendo.
Sabia chica que eres, Isabel querida. Pero con el tiempo sí que no podemos, en si mismo lleva la sabiduría, sin alharacas, sin explicaciones, sólo con su poso de experiencia.
ResponderBorrarUn abrazo, espero no encontremos nuevamente en este año que comienza (y más que te lo diré, a ver si así se produce).
:) :) :)
Ni los candados, Carmen, ni nosotros, ni tampoco los días. Todo es distinto dentro de su igualdad (¡uy, qué profunda!), así que el amor será aún más diferente.
ResponderBorrarBesitos besitos (me encanta que estés de nuevo por aquí)
Pues a mí hasta me pareció mucho, fíjate, Tecla querida. Sabiendo de la inconstancia del amor y el deseo...pues eso, que los candados son meras metáforas erróneas.
ResponderBorrarMas no seremos nosotras las que aclaremos estas cosas, así que te abrazo bien fuerte y con ganas.
Muchas, montones.
No sé si es bueno destrabar un candado que selló un amor pasado. El amor puede terminar, pero romper los gestos que lo simbolizaron es como romper la ilusión con que hemos vivido cada relación, es como arrepentirse de haber amado. Esa ilusión debería permanecer inalterable y sentirnos orgullosos de haber sentido, aunque haya tenido fecha de caducidad.
ResponderBorrarUn beso grande
Si no acudió a un cerrajero o a uno de esos pillos que abren cualquier candado es que todavía algo la ata. Las ilusiones atan y las decepciones desatan. Pero el problema mayor no es atarse sino enredarse, eso si que es un problema serio.
ResponderBorrarBesos Virgi!!!
Bellisima entrada, amiga... Tanto en esas imagenes como en las palabras, tan acertadas
ResponderBorrarUn abrazo
"Nada es para siempre"...
ResponderBorrarNo hay que ponerles candados al amor ni materiales ni mentales. Las puertas abiertas, que corra el aire y luego, si permanece, mejor y si no, pues...
Muy hermoso
Besos
Es que la matemática es poesía. Y tú eres matemática. No me gustan los candados cerrados, atan, constriñen, impiden. Si algún día coloco un candado en un puente lo dejaré abierto. No por eso dejará de ser un candado enamorado. Besico.
ResponderBorrarTienes razón, Alís, pero esas reflexiones implican un grado de madurez que no tiene la chica, seguramente ha sufrido y el dolor muchas veces es irreflexivo e impetuoso.
ResponderBorrarUn beso, me ha encantado que vinieras así, con ese pensamiento positivo.
¡Uy, qué agudeza la tuya, Aristos! Destrabarse es más difícil de lo que parece, así que mejor que las relaciones sean sencillas, sin nudos ni torniquetes.
ResponderBorrarPero...¿cómo se llega a eso?...
...
...
Un besote, maravilla.
Abrazos, Antiqua.
ResponderBorrarMira que no eres tú sensible y acertado cuando te pones a escribir (te lo puse el otro día, no?).
Gracias y muchos besos
Y si no...
ResponderBorrar...pues Trini ya la vida nos deparará otra gente, otros momentos, otras historias.
Que corra el aire, sí.
Besitos, linda.
¡Vaya, eso sí me gustó, Diego! Tan ocurrente y humano.
ResponderBorrar"Dejarlo abierto"...mmmnnn...buena aportación...incluso se pueden añadir otros candados al primero...mira, me encanta.
Así eres tú, un sol de chico.
Qué bien sabes urdir sentimientos. Imagen y palabra, siempre en armonía.
ResponderBorrarMilbesos, Y gracias por ser así, como eres.
Mal asunto tratar de encadenar el amor, sobre todo cuando la vida a penas empieza a despuntar.
ResponderBorrarNo hay candado capaz de guardar los sentimientos de un joven.
Bellas fotos.
Un abrazo.
Bueno, es tan real, y tú, a pesar de, lo haces tan poético que hace merecer todo él la pena.
ResponderBorrarABRAZOS
El amor es así, dulce, frágil, desgarrado. La mejor compañía y el recuerdo más duro.
ResponderBorrarAbrazo, Virgi!
Un texto delicioso y la elección de las fotos un acierto total.
ResponderBorrarBesicos, amiga.
por qué todo debe terminar asi...
ResponderBorrarQué hermosas imágenes.
¡Ay, estos amores que no duran!
ResponderBorrarDime Virgi, ¿las imágenes son de Suecia?
Besos
y abrazo bien fuerte.
ResponderBorrarApuesto que la moda de los candados es mercadotecnia de los ferreteros. El amor no entiende de llaves, ganzúas ni puentes. Tiene su propio albedrío.
ResponderBorrarLas imágenes son poesía en sí mismas.
Besos sin llaves.
Soco, tesoro, eres una brisa poética que penetra por todas las rendijas. Así que la suerte es la mía por sentirte cerca.
ResponderBorrarMuchas más gracias y montones de besos. Montones.
La gente joven ya se dará cuenta de que los candados no sirven para nada y mucho menos para asuntos amorosos.
ResponderBorrarApreciado Juan L., otro abrazo grande para ti.
Pues un buen piropo, sí señorita, un placer que me digas esas cosas. Si logramos darle belleza a lo que es triste, Isabel, me doy con un canto en los dientes.
ResponderBorrarMuuuuuuuuchos besos.
Sólo cuando esos recuerdos pasan a la normalidad y hasta el olvido, Patricia, ya podemos decir que hemos pasado página.
ResponderBorrarUn abrazo grande, un beso mayor.
Gracias, Cabopá, me satisfacen tus palabras.
ResponderBorrarUn besote bien cariñoso.
Es que el amor, Pedro, es así. Pocas veces somos capaces de razonarlo, lo mismo enloquecemos por un dichoso candado que deseamos darle de martillazos.
ResponderBorrarBesos besos
Hola Myriam.
ResponderBorrarLas dos imágenes del puente son de Dresde, hace un par de inviernos. Y la del cielo es desde el balcón de mi casa.
No he estado en Suecia, estuvimos a punto de ir hace unos años y aún seguimos en ello.
Besos y abrazos
Pues vaya, Nómada, no se me hubiera ocurrido ese marketing ferretero.
ResponderBorrarEl otro día conté unos cuantos en un margen de un puente cercano y había como doscientos! Iba asombrada mientras contaba.
Besos :)
"Chirriaba el hierro, la melena ya no se enroscaba en otros dedos y la olvidada mediatriz se había perdido en la matemática imposible del amor".
ResponderBorrarPrecioso!
Un beso.
Bueno, nada es para siempre... y, a fin de cuentas, es más fácil romper un candado que quitarse un tatuaje en la piel con corazón y nombre propio:)
ResponderBorrarBesos
Me he quedado tan prendada de la primera foto que ni puedo casi mirar el resto. Luego vuelvo a por más. Besos
ResponderBorrarComo siempre, excelentes fotos y un texto bello y sugerente -melancólico, sin duda-. Quizá el amor continúa siempre, de otro modo, añorando lo perdido, cambiando de objeto...yo que sé. Besos, amiga.
ResponderBorrar"la matemática imposible del amor". Vaya que sí.
ResponderBorrarHermosas fotos, querida Virgi
Un abarzo
Sue, guapa, me alegra que te guste esa frase. Es que la matemática del amor tiene poca lógica, por eso chirría tanto.
ResponderBorrarBesitos montones.
Verdaderamente que sí, Ginebra. Eso de tatuarse un nombre me parece horrible, a ver como te lo quitas luego sin que se te quede la cicatriz.
ResponderBorrarMuy aguda vd. sí, señorita.
Un abrazo
Bueno, Elvira, tranki, si vuelves bien, si no, otra vez. Estamos casi en familia, un beso.
ResponderBorrarAdemás, es un lujo para mí que te haya gustado tanto.
Poco sabemos, querido Mateo. Y más que eso, creo que lo del amor es "sufrir", no te parece?...¡ay, qué vida esta!
ResponderBorrarBesitos :) :) :)
Marichuy, cielo, veo que coincidimos en la imposibilidad matemática.
ResponderBorrarUn abrazo transcontinental.
Pretender que un sentimiento dure siempre y rodearlo de símbolos que lo aten nunca me ha parecido una buena idea.
ResponderBorrarEl candado con que muchos enamorados "encadenan" su amor me da yuyu.
El amor tiene que viajar libre como esa mano enredada en la melena de la primera parte de tu relato y disfrutarlo hasta donde llegue esa mirada que se cruza.
Me gusta mucho la segunda foto, Virgi.
Muchos besos,
Me gustan las fotos y acompañadas de ese bonito texto tienen otra dimensión....los amores son caprichosos...
ResponderBorrarabrazos
Los humanos somos especialistas en atarnos, querida Tesa. A personas, a lugares, a objetos...
ResponderBorrarAdmiro a la gente que es capaz de dejarlo todo y empezar de cero.
Un abrazo. Grande, enorme (me encantaría dártelo en vivo...llegará, llegará)
Caprichosos como seguramente una parte de nosotros mismos, Esmeralda.
ResponderBorrar¡Ay, el amor, el amor...!
Besitos
"Veo" su desesperación por eliminar aquellos momentos vividos; sería estupendo conseguir llegar al olvido deshaciendo los nudos que antes (inconscientemente) tejimos.
ResponderBorrar¿Quién se para a pensar que el amor también tiene su fin?
Buenas fotos, Virgi.
tD1b, o 2.
Si quitaran todos los candados que ya no unen lo que se supone cerraron... ¡menos quedarían en los puentes! pero las llaves que lanzaron al agua...esas...son irrecuperables.
ResponderBorrarBss
ResponderBorrarNo son los gruesos candados los que nos atan. Son hilos invisibles, mucho más fuertes, cuando han sido 'segregados' desde el corazón.
(Me ha quedado cursi)
Las fotos, pues que bien para el texto. Muy francesas... diría. O de otras islas.
· BdPH
· CR · & · LMA ·
He sentido estas palabras como la descripción de un amor que comenzó con la fuerza y seguridad de un candado, pero que el tiempo demostró que el cerramiento no estaba asegurado, dejando escapar lo que habían guardado con mucho cariño. Genial: tanto tus fotografías como tus esplendidas palabras.
ResponderBorrarun fuerte abrazo
Hola Virgi, pues hay sellos de amor que no necesitan candados. Y hay candados que no cierran ningún amor porque cuando es por obligación éste, el amor no florece. Desde mi punto de vista mejor fluir con alas del amor y los candados dejarlos para las maletas que perpetúen el viaje en paralelo. Un fuerte abrazo Virgi.
ResponderBorrar"De puente en puente y me lleva la corriente"...¿no es lo que se decía en la Oca? Pues eso, que nada permanece ni es la misma agua la que vemos pasar.
ResponderBorrarEl ciclista quizá lo sabe.
Un besote, Virgi
Realista, no cabe la menor duda. Y, como es de esperar en tí, acompañado de buenas y bellas fotos.
ResponderBorrarUn abrazo. Franziska
En esos momentos el amor es eterno y lo más importante de lo que nos rodea. Poco a poco la burbuja se desinfla.
ResponderBorrarAsí nos va, querida Volvo...¡qué se le va a hacer!
Besos y besos (te dejo muchos :)
Las llaves oxidándose, los candado ídem y el amor desintegrado.
ResponderBorrar¡Ay, Gato lindo, ay!
Un ronroneo cariñoso para ti.
Cursi tal vez, realista of course. Y el puente, en Dresde...o cerca.
ResponderBorrarBesos, querido Ñoco.
(así que ni Francia ni de otras islas, sorry)
ResponderBorrar:( :( :(
Mira Esi, es que por muy seguro que sea el cierre, el amor se esfuma sin saber cómo ni cuándo ni por qué.
ResponderBorrarGracias por tu leal apoyo, cielo.
Eso, eso, así me gusta, Tanci. Mejor dicho, imposible.
ResponderBorrarTe aplaudo y te abrazo bien fuerte.
(y quedo a la espera...)
El ciclista tampoco creo que lo supiera, Mar. Me refiero a lo del amor, siempre insondable. Y lo de la Oca...:)...pues tal vez en esas alemanias también lo juegan.
ResponderBorrarA ver si me entero, un beso y dos.
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ResponderBorrarMuy guapa en ese perfil, Franzis, tesoro. Eso sí que es real. El amor, pues ya sabemos.
ResponderBorrarUn abrazo gooooooordo.
Estas modas de encadenarse, en los puentes, cuando éstos lo único que buscan es unir, y dejarnos libres para transitar de un lado a otro...
ResponderBorrarBesos, linda.
Cierto, Zarzamora.
ResponderBorrarMe faltaba esta tu aportación de chica ciudadana del mundo. Fíjate que no se me había ocurrido verlo desde ese ángulo.
Más y más besos
Cualquier gesto que alivie, es bueno para enfrentar el 'desamor'. pero la verdad, es que sólo el tiempo es capaz de llevárselo... que no sé yo, si aún es más triste...
ResponderBorrarEn fin! Precioso! y muy auténtico tu relato, Virgi.
Más besos!!