Desde las calles y plazas, arenosas al sol, divisábamos la montaña. Se veía lujuriosa de vegetación, un biotopo ideal para pasear, quizá como navegar en el terciario. Allá nos fuimos un día, entre los rayos del alba.
Según se subía, el verdor iba desapareciendo y
descubríamos la tierra cubierta de secos matorrales. Algunos hierbajos
voladores azotaban nuestras piernas, bichos esqueléticos trepaban entre las
áridas cortezas y unos pocos cactus se mantenían, lánguidos y delgadísimos.
Al coronar la cima contemplamos, absortos, como el pueblo
era ahora un lugar cubierto de árboles, con sus hojas relucientes encandilando nuestras pupilas infantiles,
incapaces de comprender aún la diferencia entre los sueños y la realidad.
Deseosos de trepar a los árboles de nuestros deseos, bajamos
en un vuelo. Allí seguía el pueblo en el mediodía ardiente, y el fulgor de las
hojas, brillando en la montaña.
Fotos Virgi
Eso afuera. Adentro qué Virgi...
ResponderBorrarBesos.
Siempre el Paraíso Perdido...y si llegas...siempre el Paraiso Perdido...también el anhelado es descorazonador, pero si lo aceptásemos en su humildad y en la nuestra...Un abrazo, Virgi.
ResponderBorrarEn ocasiones, me gustaría ser una piedrecita y meterme en tu bolsillo para recorrer a tu lado todos esos parajes.
ResponderBorrarMe sigue fascinando tu mirada.
Un abrazote, querida Virgi.
Adentro, Sarco, adentro...¡ay, quién lo supiera!...
ResponderBorrarBesos, mi niño.
El deseado, al que nunca llegamos.
ResponderBorrarY si lo hiciéramos, seguramente, ya no sería el anhelado.
Querido Mateo, me encanta que vengas.
Que sí, que sí.
Un abrazo grande y muy afectuoso.
Piedrecita o roca, aquí tengo bolsillo o remolque para llevarte, Isabel, tesoro.
ResponderBorrarGracias, te esperaba con paciencia, ¡qué bien que volviste!
Montaña de besos.
Como siempre, pura poesía cargada de imágenes y luz. Precioso.
ResponderBorrarBesicos muchos.
Bellas imagenes, amiga, plenas de sensibilidad y muy atractivos colores...
ResponderBorrarPreciosa entrada
Un abrazo
La luz la traen los que me visitan, apreciada Nani. Besos también para ti.
ResponderBorrarGracias, Antiqua, amigo, un placer tus palabras, conociendo lo que haces.
ResponderBorrarAbrazo laaaaargo.
Una escena refulgente, un fogonazo con ínfulas de eternidad. Un abrazo.
ResponderBorrarPreciosas esas evocaciones y las fotos, Virgi
ResponderBorrarUn poeta, tú, querido Joven.
ResponderBorrarGracias.
Pues me gusta que te gusten, Myriam, un gran abrazo, como de aquí a Estocolmo.
ResponderBorrar:) :) :)
La primera foto la encuentro perfecta, tiene unas proporciones buenísimas. Y la historia va con ella, cerca y lejos. Así lo veo.
ResponderBorrares un trabajo redondo Virgi
ResponderBorrartexto e imagen complementadas certeramente
abracitos
Quién pudiera perderse en ese fantástico bosque laurisilva, selva templada... seguro que uno aparecería dentro de esa casa con puerta de cielo.
ResponderBorrarBsots.
Belleza de principio a fin, en su silencio, en su quietud y en su color. El recogimiento mismo de la poesía y su ensoñación.
ResponderBorrarBesos Artista!!!
Así será si así lo ves, Edgar. Me satisface tu opinión, un besote.
ResponderBorrarBueno, pues gracias, Elisa, redonditos abrazos para ti.
ResponderBorrar:) :) :)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarBrecisamente ese recorrido es bellísimo, silencioso, sombrío, muy agradable de recorrer.
ResponderBorrarVolovreta (¿o Volvoreta?), un gran beso.
"Ensoñación", sugerente palabra que me la apunto para no olvidarla.
ResponderBorrarGracias, Aristos, un abrazote bien grande.
Dos visiones, dos sueños, dos realidades...
ResponderBorrarTan alejadas una de otra e imposibles de valorar hasta no plantarnos sobre ellas.
Besos
Cambia la perspectiva, pero no la belleza del paisaje ni de los ojos que lo miran.
ResponderBorrarBss
¿Y cómo plantarnos, querida Trini, si siempre vemos la realidad tan distinta?...ay, no sé...
ResponderBorrarBesos, cielo.
Es lo que digo, Gato lindo, que es la mirada del cariño la que escribe.
ResponderBorrarGracias y un abrazo de los más gordos.
volvo, para los amigos.
ResponderBorrarbsoTs.
Qué imágenes tan diferentes y hermosas nos muestras.
ResponderBorrarEs tan distinto de este seco sur que relaja contemplarlas.
Abrazos
¡que puerta tan fantástica!
ResponderBorrarla entrada al paraíso, a todos los secretos.
biquiños,
Virgi que bonitas fotos siempre tomas, el acierto de escoger el color.
ResponderBorrarDavid de observandocine.com
Hola Isabel.
ResponderBorrarNo creas, aquí también hay zonas muy áridas, es una de las cosas que tienen estas islas, que en poco espacio hay diferentes microclimas.
Besos besos besos
Casi casi, Aldabra.
ResponderBorrarAlgo de paraíso puedo concedértelo, pero lo de los secretos, pues no sé, no sé...
Te abrazo, sirenita.
Gracias, David, me satisface que así te parezca, un abrazo grande.
ResponderBorrarDisfrutar del frescor de la montaña en estos días tórridos y sofocantes... es como la ilusión que produce leer tus palabras y disfrutar de tus fotografías. Siempre una fantasía :))
ResponderBorrarun abrazo
Magnífico itinerario, Virgi. Me ha servido para revivir recientes paseos por la Isla Bonita. Un beso.
ResponderBorrarLo inalcanzable, Virgi, tan cerca en los sueños y tan lejos en la realidad.
ResponderBorrarSin embargo, no cejamos en soñar.
Besotes
(¿creías que era missing?)
ResponderBorrarBonitos paisajes que se mezclan con una descripción personal sobre ellos.
ResponderBorrarAunque estoy un tanto aislada y desconectada, echo de menos visitar a esos amigos lejanos a los que se conoce a través de una ventanita en forma de ordenador:).
Besos sin espejismos
Pues no veas el calor que tenemos ahora por aquí, Esi, sofocante al máximo.
ResponderBorrarNada que ver con ese bosque umbroso.
Besazos para ti.
¡Ah, la Isla Bonita! Ahí sí que hay frescura y verdor, apreciado Alfredo.
ResponderBorrarUn abrazo muy cercano.
Y en ello seguimos Salambó. Sí, creía que andabas lejos...o estás de veras?
ResponderBorrarYa me dices.
Besitos besitos
Recibidos, querida Ginebra. Me satisface que, aunque alejada, vengas a visitarme, tan afectuosa como sueles. Un abrazo grande grande.
ResponderBorrarUff qué gozada....besitos,y hasta luego.
ResponderBorrarCasi hasta ahora mismito...jo, qué bien!
ResponderBorrarUn achuchón adelantado.
La conjunción de lo real y los sueños, a veces traidores,
ResponderBorrarLas fotos maravillosas, esa puerta azul...
Besos.
Siempre es hermoso lo lejano...por lejano.
ResponderBorrarFotos con alma, vistas en encuadres perfectos, y, como siempre, acordes con un relato que esta vez ha llegado hasta el lugar profundo de la niñez, aquel lugar en donde todo era sorprendente y mágico.
ResponderBorrarUn abrazo. Franziska
Extraordinario sendero por el que sí que he de volver a pasar. Con la imaginación, me he puesto el uniforme caqui de la ruta ketzal y he escalado esos árboles y trepado en busca de sueños.
ResponderBorrarSueños que en ocasiones se concretan pulsando una tecla en la sección favoritos. Y en un instante me planto en la selva virgen de Tenerife con viajes Virgi.
Que hermoso texto, again.Un abrazo
Cuando era pequeña, Pamisola, había una puerta cerca d mi casa que era muy parecida a esa.
ResponderBorrarUn abrazo y gracias por tus palabras
Lo lejano nos permite soñar, María Jesús. Y al acercarnos, ya no nos parece tan hermoso...y a veces más.
ResponderBorrarBesos besos
Tan ferviente, mi querida Franzis, que me dan ganas de abrazarte pero YA!!!
ResponderBorrarPues apúntate a la Ruta Tenerife con Virgi.
ResponderBorrarEsperando estoy a aumentar la lista de invitados.
:) :) :) Y gracias y besos.
Mucho de todo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarSiempre es hermoso el camino que nos espera .Tu mirada lo convierte en grande!.
ResponderBorrarBesos, cielo
Que buena entrada virigi, y es que todo cambia si lo mirarmos desde lejos o desde otro ángulo...
ResponderBorrarLas fotos buenisimas
Siempre disfruto en tu blog, alimenta
Besos
Gracias, Violeta querida, pero de lo que aquí no hablo es de las dificultades que hemos de sortear al recorrerlo.
ResponderBorrarBesos, muchos pero muchos.
¿No será que ya vienes alimentada del tuyo, Pluvi? Eso sí que es.
ResponderBorrarBueno, mi agradecimiento, de veras es un placer lo que dices.
Te abrazo bien fuerte.
Creo que en tu blog vi el libro Instrucciones para un ola de calor, de Maggie O'Farrell o al menos, me acordé de ti cuando lo tuve entre las manos en la librería donde lo compré. Bien, todo este rollo para decirte que me está gustando mucho :))
ResponderBorrarun abrazo y disfruta de tus vacaciones.
Pues no fue aquí, Esi, no lo conozco, pero ahora que lo dices le echaré una ojeada si me lo encuentro en alguna librería.
ResponderBorrarLinda, besitos
vaya...
ResponderBorrarestaba convencida que había sido en tu blog y de hecho, pensé: "tiene que ser bueno porque lo ha leído V." jajaja
un abrazo :))
Más besos para ti, gracias por volver.
ResponderBorrarNo te pierdes una, me gustaría saber de dónde sacas todos esos rincones, sean espejismos o no.
ResponderBorrarBesos ( ya me iré acercando a las entradas que me faltan)
Pues todas por aquí, no creas que me he ido muy lejos, no, no.
ResponderBorrarHasta te las podría explicar y enseñar.
Mar, besos y besos
Ese recorrido tan lleno de ensueños nos da la ventaja de adentrarnos en un paseo monumental. Y monumentales son tus rutas, tus paseos y el recorrido por el que nos tansportas. Si es que no hace falta irse muy lejos para pasar de un cierto espejismo a una realidad palpable. Y ahí queda reflejado no sólo el itinerario idealizado, sino también el que se ha conseguido y el que se va consiguiendo. Siempre l o consigues transportarnos con tus espejismos visuales y palpables. Siempre me llevo ese placer en mi retina. Un encanto de relato. Besos y más besos.
ResponderBorrar¿Pues no sabes que el encantamiento es el mío por tus palabras?
ResponderBorrarSiempre sé que serán las de alguien que ha visto y leído con dedicación y eso es un privilegio.
Tanci, GRACIAS.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarDigo que tenía la seguridad de haberte dicho lo que me gsustaba este espejismo tan cerca de nosotros y tan difícil de concretar.
ResponderBorrarY cuánto nos impulsa para desvelarlo, pero sin resultados.
ResponderBorrarTe dejo un par de besos, Virgi
Y yo los recojo con ganas, linda María.
ResponderBorrarTe van otros, grandes y agradecidos.
Nunca se pierde, lo que se recuerda. Se recupera.
ResponderBorrarPrecioso, Virgi.