La niña que saltaba a la comba no sabía que después de la centena se convertiría en saltamontes. Así ocurrió.
Ahora, la madre, pintada de jazmín, la busca entre las yerbas, mientras el padre husmea, con sus bigotes gatunos, entre las macetas.
Es lo que hay cuando la familia es silvestre.
Fotos Virgi
Palencia, Zamora
julio 2012
Qué maravilla de relato, una mezcla de sensaciones expresadas con mucha delicadeza y sensibilidad...
ResponderBorrarAmiga Virgi, eres un encanto uniendo palabras e imágenes. Me encanta esa escultura y ese paisaje expresionista diría que parece un cuadro, pero no lo es, es más que un cuadro es la naturaleza viva y silvestre.
Besicos salados desde mi Cabo.
Gracias por tu visita, querida Cabopá. Un placer leer lo que me dices.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo. Asilvestrado y refrescante.
por suerte la mutación es un proceso lento, me hubiera pegado un tiro si hubiera encontrado a uno de mis hijos en el jardín, convertido en bicho como el pobre Gregorio Samsa...
ResponderBorrarJa ja ja...pues no se me ocurrió pensar en esa historia que tanto me cautivó de jovencilla!!!
ResponderBorrarBesos, Pilar.
Me voy hacia el pirineo a ver si muto en cabra montesa (lo malo es el género y la edad que otorgan un nombre poco amigable :)))
ResponderBorrarSi el padre necesita ayuda de bigotes gatunos....
besos
Me ha encantado el micro relato! Lindísima la escultura de la niña, hasta la oigo canturrear (1, 2, 3 , 4 ,5,....98, 99, :))
ResponderBorrarBsoT, BsoT.
Qué bonito, Virgi...encantador como tú.
ResponderBorrarBesossilvestres
A lo mejor es una mmarcianita, creo que vienen verdes de serie...jajaja
ResponderBorrarBesos y salud
Fui bosque, árbol, temporal, y todo gracias a ti.
ResponderBorrarUn beso de ardilla.
Me gustó mucho esta mutación Virgi, las fotos me gustaron mucho. Felicitaciones.
ResponderBorrarSaludos cariñosos.
...lindo y tierno leerlos, así de madrugada cuasi insomne...muakmuak
ResponderBorrarAquí la abuela manzanilla...
ResponderBorrarBesos
Sin duda prefiero esa mutación a aquella otra metamorfosis.
ResponderBorrarUn abrazo, Virgi.
Dulce y poético relato de múltiples lecturas pues, como su título indica, muta, se transforma; para deleite de quien lee. Abrazos Virgi
ResponderBorrarMi querida Virgi...eres asombrosa, y me has metido el gusano en el cuerpo de volver a navegar..de contarme las cosas para que no se me olviden. Te quiero mucho
ResponderBorrarQuién no sería saltamontes al menos por un rato: sus transparentes alas de colores haciendo vibrar el aire. Mi tierra está latiendo en estas entradas, aunque soy del sur de León. Un abrazo.
ResponderBorrarY lo bien que siente uno en plan asilvestrado...Yo creo que entre las macetas no está. Y recibiendo clases de kung fu,tampoco. Sería bonito de captar el momento. Tu que eres gran fotógrafa, pilar justo el segundo de la transformación. Ese volar de la comba y esa metamorfosis perpetuada por tu ojo atento. Me encantó.Un abrazo
ResponderBorrarComo un niño te leo, con la boca abierta y mirando tus fotos.
ResponderBorrarAbrazos.
Eso es lo que hay cuando brota creatividad como la tuya, Virgi.
ResponderBorrarBesos
¿No está eso de "Mutarse o morir"...o algo parecido? pues eso.
ResponderBorrarBesos para todos
Virgi, qué cuento más maravilloso, me encanta la imaginación, y las dos fotografías también.
ResponderBorrarUn abrazo.
Con el sol por bandera y detrás de unos matos, quiero vivir asilvestrada. Me inundo en esta metamorfosis tuya siempre cambiante, siempre sorprendente y siempre llena de matices y colores. Me llenan todas tus tonalidades..Gracias.Un fuerte abrazo.
ResponderBorrarmutar en tu poema, eso es lo bello
ResponderBorrarabrazos, virgi*
Ese cambio y conversión es la que han vivido la mayoría de ciudades y provincias de interior, donde la mezcla de las ciudades y el avance conjuga con el mantenimiento de las dehesas, las huertas y la campiña.
ResponderBorrarPreciosas fotos con palabras dulces que dan para mucho.
Un abrazo
Preciosa entrada- Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderBorrarLa micro historia es hermosa, aunque triste. O tal vez sólo a mí me lo pareció, quizá porque imaginé a la niña sola, extraviada un poco asustada.
ResponderBorrarUn abrazo, querida Virgi.
Bonita la segunda foto!
ResponderBorrarUn beso mutado en dos :)
Hummm, ¿una fotógrafa que da pasos hacia el microrrelato, y del bueno? No sé si ya eras así. En fin que el micro en muy simpático y las fotos amarillo-verdosas sospecho que definen tu estilo. Venga, nos vemos.
ResponderBorrarGracias, Ximens, un aliciente que te guste.
ResponderBorrarHago estas cosas tiempo ha, incluso antes del blog. El relato lo tenía de hace meses y las fotos son recientes.
Besos besos
tierno texto Virgi
ResponderBorrarun abrazo y feliz semana
gracias por tu huella en Vía zoom
En un par de entradas aguardo nos digas cómo la niña podría volver a serlo. ¿O habrá que preguntarle a Lewis Carrol? Muy original y simpa´tico.
ResponderBorrar¡Olé por el cuento! Perfecto. Las fotos siempre estupendas. Besos
ResponderBorrarDesde luego no se aburren. Será esa la ventaja de ser silvestres?
ResponderBorrarMe gusta este texto, esa niña, y la palabra silvestre:)
Besos
lo importante es que sigan siendo felicies todos juntos.
ResponderBorrarbiquiños,
Ese verde fantástico.
ResponderBorrarSaludos
David
http://observandocine.com
El subconsciente se expresa y la imaginación lo convierte en imágenes.
ResponderBorrarMuy bueno y todo en perfecta armonía.
Un abrazo. Franziska
Gracias, Franzis, siempre es un placer que vengas. Un abrazo grande
ResponderBorrarUna familia más que poética!!! Abrazos.
ResponderBorrarPrecioso, amiga, tanto las imagenes como el texto que te inspiraron.
ResponderBorrarUn abrazo fuerte
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEs lo que tiene cuando quien observa es una gata indomable... Bellos ojos los tuyos, Virgi. Besos.
ResponderBorrarGarbancito en clave se sol.
ResponderBorrarla quietud del movimiento
ResponderBorrarque maravillosa asociación de vidas en movimiento, hermoso querida Virgi, saludos
ResponderBorrares como un relato de kafka, pero con final feliz, ¿verdad?
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarja ja ja pues tal vez sí, mira por donde.
ResponderBorrarBesos, Beauséant, por el acierto.
No dirás, Virgi, que no te van conociendo. Yo veo a la familia entre las amapolas del trigal.
Que Beausént te dé la mayor parte de los besos, vale?
Me llegaron, me llegaron.
ResponderBorrarBonita historia.
ResponderBorrarSaludos, Virgi.
:)
ResponderBorrarYo quiero anidarme en tus alas y que metamorfosees mis días con tus vuelos entre imágenes y palabras.
Eres todo ternura y sensaciones.
Un beso, tesoro.
¡A mandar, mi querida Zarzamora!
ResponderBorrarLo que me digas...
eso haré.
Besos y besos
Mutar, vibrar, crecer...seguir siempre siendo, y compartiendo, como tú mi querida...Mil besos!
ResponderBorrarSi por saltar a la comba ocurren esas cosas, ahora mismo me pongo a ello.
ResponderBorrarRefrescante.
Besos
todas fotos tuyas? excelente.... muy buenas...
ResponderBorrarsalu2 de un fotògrafo aficionado...
Sí, sí, todas mías.
ResponderBorrarGracias, un beso
Muy bello. Saludos cordiales.
ResponderBorrarBellas tus palabras, tanto como tus fotos.
ResponderBorrarSaludos y un abrazo.
Hola virgi, ya acabé los arreglos en casa buffff
ResponderBorrarAhora entraré con calma quew hace calor...
Me encantan las dos fotos, irradian una luz especial, son hermosas.
Besos
Yo creo que soy de esa familia, Virgi. Me he asomado rápidamente a la ventana, por si ese campo estaba ahí fuera.
ResponderBorrarUn beso.
Eres un encanto, *).
ResponderBorrarEntonces coincidimos en ese encuentro, ok?
Muchos besos, he sonreído con tus palabras.
Que maravilla!. Sensibilidad y ternura...y nos regalas esta entrada!.
ResponderBorrarUn abrazo
Lo malo es cuando alguien quiere hacer de lo silvestre bronce...
ResponderBorrarBesos, estoy de regreso.
Ahora que me visitaste, recordé que hace mucho no sabía de vos. Me extrañé. Pero era verdad nomás que estás un poco alejada, aunque antes no había visto este post ni sus maravillosas imágenes.
ResponderBorrarUn abrazo.
feliz semana , gracias por tu huella
ResponderBorrarabrazooo
Aguzar el ingenio es cosa de padres que los niños siempre acaban en las mutaciones más vivarachas.
ResponderBorrarUn abrazo
Mutaciones circunstanciales desería yo durante un tiempo. Dime el truco, que ya volví.
ResponderBorrarBesazos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarSúper tu vuelta, sí!!!
ResponderBorrarBesos a todos.
Gracias siempre.
ResponderBorrarQué bonita historia.
La foto me gustó mucho y me provocó el recuerdo de decir: Soy esa niña que brincaba la cuerda mientras su hermano tocaba el piano.
¡Jo, Clarice, qué precioso y sugerente comentario! Me quedo imaginándote.
ResponderBorrarUn abrazo emocionado