Hacía calor
la piscina estaba cerrada.
Caminé
hasta el río.
Desesperada,
incapaz de molestar al pato,
me lancé
a la acequia.
Ni aún así,
logré volver a mi infancia de mar y rocas.
Fotos Virgi
Madrid, Zamora, Miranda do Douro, La Olmeda, Tacoronte
Tu mirada es una linda mirada, una pura y linda mirada.
ResponderBorrarBs.
Gracias, Sarco, tus palabras sí que son lindas.
ResponderBorrarBesos besos
¡Qué desatinos tan atinados! A veces cuesta conseguir el camino de vuelta, a veces, solo a veces. Un abrazo
ResponderBorrar¿Por qué es que me gusta tanto tu composición de fotos y texto?
ResponderBorrarLa verdad es que lo ignoro, pero me gusta
Gracias, Isabel, Alí.
ResponderBorrarBesitos
No en tiempo, pero si en esencia: lo mejor de esa infancia, asoma con delicadeza en cada una de tus letras.
ResponderBorrarUna sonrisa
¡Ilia, qué alegría!
ResponderBorrarSabes bien lo que me gusta saber de ti.
Un abrazo enorme
De todas formas, estás encantadora...Un abrazo.
ResponderBorrarGracias por el piropo. Otro abrazo para ti.
ResponderBorrarTú disparates??
ResponderBorrarimposible.
Te siento tan certera y siempre tan razonable como Mª Jesús.
caminando llegaste desde la acequia donde corre el agua dulce hasta la orilla de tu mar de rocas y peces.
Preciosas fotografías, V.
un abrazo
Bello y nostálgico. Abrazos.
ResponderBorrarSerán desatinos, pero no lo parecen...
ResponderBorrarUn montaje fotográfico delicioso muy bien acompañado por las palabras y por esa cara juvenil tan alegre...
¡Qué mona!...¿por qué pasará el tiempo tan rápido?
Besicos salados, amiga.
Claro, esas rocas de marea baja nunca se olvidan...
ResponderBorrarBesos y salud
Precioso Virgi, no se vuelve se recuerda nada más. Linda foto.
ResponderBorrarSaludos cariñosos.
Qué linda, tú, en esa foto. Y qué considerada con el pato.
ResponderBorrarUn beso, querida Virgi.
ja ja me encantó lo del pato,
ResponderBorrarbesos, Marichuy
ResponderBorrarPrecioso. Preciosa.
Te he robado la foto. Quiero eternizar esa sonrisa.
Abrazolargolargo...
Virgi, estás tan guapa de niña como en la foto que tienes en tu perfil ahora.
ResponderBorrarMe encanta esa manera de mirar poética con la que me identifico. Los desatinos están demasiado presentes hoy.
Seguro que al pato no le hubiera importado compartir el agua contigo.
Me doy una vuelta por el blog y me voy poniendo al día, aún ando a medio gas.
Un beso,
no te conozco virgi, pero juraría que mantienes la chispa en los ojos.
ResponderBorrarun abrazo, pilar
es que hay cosas que "físicamente" no pueden ser y además es imposible pero.... siempre nos queda la mente, y en la mente y en espíritu sí que vuelves una y otra vez a tu infancia.
ResponderBorrarbiquiños,
Que hermosa la última foto ¿eres tu?
ResponderBorrarVaya con el bar y la piscina...no me negaras que la puerta es genial...
Besos
Linda tu foto, Virgi y como dice Aldabra, con la mete podemos volar, crear, soñar.
ResponderBorrarBesos
Hola Pluvisca.
ResponderBorrarSí, soy yo con seis años. Afortunadamente mis hermanos y yo tenemos muchas de pequeños, hechas por nuestros padres.
Un beso
Esa foto en blanco y negro tiene todos los colores y las sonrisas.
ResponderBorrarLinda, linda.
Besos
Imposible porque aún late en ti ese verano de piedras, de agua y vida...belleza pura.
ResponderBorrarbesos!
¿Por qué la infancia será esa patria en la que siempre queremos renacer?
ResponderBorrar¿Eres tú esa niña tan sonriente que nos está mirando?
¿Desatinos, dices? Yo creo que el corazón tenía sus razones.
Un abrazo. Franziska
Sí, Franzis, esa soy yo, feliz al lado del mar.
ResponderBorrarBesos a tu comprensión.
Linda niña rodeada de agua. Así se entiende tu desesperación.
ResponderBorrarBesos, virgi, abrazos
Pues en una zambullida no es difícil volver a la infancia... aunque sea por unos instantes. Aunque sea una zambullida de imágenes y palabras.
ResponderBorrarbesos
Haces aún más bellos los lugares por los que pasas. Aunque suene cursi es la purita verdad.
ResponderBorrarUn beso.
Qué preciosidiad volver a ver el mar y las rocas en los colores gris y blanco y negro de las fotografías,así al final cuando fue al principio.
ResponderBorrarMe encanta la composición.
Un abrazo.
La clave del camino estaba en el pato: un niño o una niña nunca habría temido molestarlo.
ResponderBorrarUn abrazo.
Al pato le hubiese encantado tenerte como compañera. Lo de la acequia fue un acto irracional, Virgi... ¿una acequia????.
ResponderBorrarEn fin, cada cual busca calmar los rigores estivales de la mejor manera posible (o de la forma más rápida).
Besos
· Esa infancia de mar y rocas es un paisaje interior del que nunca has salido. La muestra es el mismo post, que no es más que una elongación de la memoria.
Ya sé, elongación no queda bien, pon prolongación.
He vuelto. Ya ves. Todo un placer reencontrarte.
· BdPH
CR. & .LMA
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·
¡Ñoco querido, qué alegría!
ResponderBorrarUn abrazo bien grande, enorme
Oh, es cierto, somos muchos los que ingenuamente seguimos pensando que en las acequias nos esta esperando la infancia...
ResponderBorrarBellisima creacion, amiga
Un abrazo fuerte
No es cierto, Virgi: hoy te contradigo. Creo que sabes regresar a la infancia, que no la has perdido. Es posible que tu bagaje vital y tu sabiduría te despisten un poco. Pero está claro que no has perdido a tu niña y que te zambulles con ella en acequia, piscina, río o mar. Besos, amiga. Refrescante post para un día insoportablemente caluroso en Madrid.
ResponderBorrar¡Ah, qué preciosa visita, Mateo!
ResponderBorrarMe has tocado el corazón, te abrazo agradecida.
Muchos besos, muchos
uno siempre acaba volviendo al lugar en donde empezó todo, ¿verdad?
ResponderBorrarel bar no estaba cerrado, más bien era una negación rotunda de cualquier cosa, qué forma de cerrar las cosas ;)
Hay días en que ese regreso es arduo e inalcanzable, y otros en los que zambullirse es un refresco salvaje para la memoria.
ResponderBorrarBesos, mi tesoro.
P.S. Las vi todas... estás pá comerte!!!
Y gracias siempre.
Me encanta el enlace de fotos que nos lleva a la de la juventud. Siempre se vuelve a la juventud. Me gusta el toque amarillo verdoso de tus fotos.
ResponderBorrarVolvemos sin volver, no les parece más adecuado?
ResponderBorrarBesos
En estos tiempos son más bien aciertos incluso no hacer sombra a los recuerdos hermosos.
ResponderBorrarUn abrazo enorme
¡Qué divina estás en las rocas!!!! Y eso tan grande es un río???? Madre mía. ¡Cómo me gustan tus entradas!
ResponderBorrarBesos
Es el Duero, querida Elvira, a la altura de Miranda de Duero.
ResponderBorrarBesitos y montón de gracias
Gracias por venir, Alejandro.
ResponderBorrarUn abrazo
Precioso tu blog, te seguiré...
ResponderBorrarRegreso después de un descanso (hablamos). Percibo unos dias magníficos por esos lugares, con añoranzas comprensibles...¡oh, el mar, siempre el mar!
ResponderBorrarAbrazos salados
Bienvenida, Laura.
ResponderBorrarMe alegra que te guste el lugar, besos.
¡Volviste, Salambó, qué bien!
Besos también.
A veces se me despierta una nostalgia dulce por épocas que no he vivido. Me ha ocurrido hoy con tu última fotografía.
ResponderBorrarUn beso, Virgi.
ni siquiera el agua del río ni el río es el mismo
ResponderBorrarhermosas fotos Virgi
abrazo y feliz semana
No sabemos cuantas veces parpadeamos durante el día, hay muchos actos que nuestra consciencia no registra, uno de ellos es ese constante ir y venir hacia y desde nuestra infancia, a veces nos sorprende esa mágica superposición de dimensiones donde va quedando tejida nuestra biografía. En un trozo de canción, en un verso, en ese breve abrazo del arte que da cuenta de nosotros y de todo lo demás.
ResponderBorrarUn abrazo!!!
Gracias, Aristos, bella visita.
ResponderBorrarOtro para ti.
Difícil tarea volver a las emociones de tiempos pasados.
ResponderBorrarGracias por tu visita a La Bitácora.
Saludos!
Gracias a ti,Mar, por venir.
ResponderBorrarUn beso
Las vacaciones de siempre...
ResponderBorrarSaludos y un abrazo.
Siempre se puede volver a la infancia con la imaginación.
ResponderBorrarUn abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
Un golpe de realidad te golpeó en la cara esa tarde... a mi me ha pasado igual... volver a lugares de mi niñez y no reconocer siquiera donde jugabas... porque el cemento te nubla la vista.
ResponderBorrarBesitos
Vengo un ratito a jugar con la niña de entonces, la niña de ahora.Me gusta su compañía. Entretenida como he estado entre ternuras, recuerdos y un fuerte requebrajo, vuelvo. No me queda más que seguir nadando y, de vez en cuando, volver aunque la piscina esté cerrada. El nisperero sigue, la tunera presta a darnos sus frutos y el mar, la mar, aunque retirada de la terraza, mantiene su marejada permanente de vida y rutina.El pulpo y la sama seguirán al lado de la niña que nunca se ha ido y que permanece entre sus recuerdos, letras y juegos. Te abrazo Virgi, te abrazo emotivamente.
ResponderBorrarMe emocionas, Tanci querida, sin más explicaciones, las dos sabemos bien. A mí también me gusta la compañía de la niña que me lee, entre macetas, tuneras, nispereros y el mar, siempre el mar.
ResponderBorrarY te abrazo con fuerza, más que ayer, mucho más.
El verano, siempre propicico a vernos tal y como éramos. Aunque no lo consigamos, el recorrido suele traernos asociadas otras cosas también sugerentes.
ResponderBorrarBesotes
(voy a la cita, je je)
ResponderBorrarNo, nunca se vuelve. Pero tú nos has hecho recuperar la emoción.
ResponderBorrarUn abrazo, Virgi.
¡Ah, qué placer que vengas, Isabel!
ResponderBorrarOtro abrazo grande para ti.
Un desatino como otro cualquiera pero me ha gustado toda esa mezcla.
ResponderBorrarUn beso.
Gracias, Alkerme, por llegar hasta aquí. Un abrazo
ResponderBorrar
ResponderBorrarLa foto de la niña es genial. Hermosa foto.
No te dije que había visitado tu infancia. Una monería, tierna en verdad.
ResponderBorrarBesazo de los grandes
Más besos a las dos...¿se pusieron de acuerdo?
ResponderBorrarQué hermosa niña feliz.
ResponderBorrarBesos.
Sobre todo, feliz.
ResponderBorrarY muy libre.
Montones de besos.